sábado, 23 de noviembre de 2013

La Elección.


Cuando Elías fue escogido por Dios, nunca preguntó  por qué se le había encomendado la difícil tarea de ser un Profeta, y sobre todo si se trataba de serlo para una Nación como Israel.
Un profeta es aquel que  lleva al pueblo de Dios a vivir en la santidad, por medio de leyes espirituales y terrenales que se deben cumplir a cabalidad; y sobre todo es el encargado de exhortar cuando sea necesario; en cuanto a errores se refiere, pero lo más importante es que el profeta no está exento de sufrir los embates de las emociones.
La vida de Elías transcurre en medio de una de las peores políticas que estaba viviendo la Nación de Israel. Se encontraba en medio del gobierno de Acab, hombre injusto y cruel, sobornable, débil de carácter y por sobre todas las cosas idolatra en gran manera.  Tan idolatra era este Rey que concertó un matrimonio con una princesa de los Sidonios la cual era sacerdotisa del Dios Baal, a quien se le atribuían la fertilidad y la lluvia que traía provisión. Durante las fiestas ritualistas a este dios Sidonio se encontraban las orgías y el sacrificio humano.
Y Acab, gobernante del pueblo de Jehová lo permitía, hasta el punto  de incitar al pueblo de Israel a participar de esas festividades paganas. Israel se encontraba en un desenfreno total. Ya ni siquiera se distinguía de los sidonios; es por ello que el profeta Elías comienza a experimentar ese celo vivo por la casa de Jehová. Debemos entender que todo aquel que experimenta en su ser la santidad de Dios va a sentir un vivo celo por su casa…por los asuntos que a Dios concierne.
El Salmo 93:5 dice: “Tus testimonios son muy firmes;  La Santidad conviene a tu casa, oh Jehová, por los siglos y para siempre”. Cuán importante y trascendental es esta verdad para el pueblo de Israel; verdad que habían olvidado por completo yéndose detrás de ídolos paganos.
Elías llevado por el celo de la casa de Señor ora a Jehová para que detenga la lluvia por tres años; Dios conociendo las verdaderas intenciones de este profeta, lo escucha y detiene la lluvia sobre todo el territorio israelita. Esto trae consigo angustia sobre toda la Nación, pues los cultivos se destruyeron, los animales en su mayoría murió y hasta el rey estaba teniendo pérdidas irreparables. Por esta causa Acab buscaba al profeta Elías para matarlo. Este rey no entendía que su enfrentamiento no era con el profeta, sin con el Dios de sus Padres.
Muchas veces el pecado, la arrogancia y la desviación del propósito de Dios nos llevan a enfrentarnos a Él mismo. No nos damos cuenta de que somos los culpables de nuestra ruina en cualquier área de nuestra vida. Y le adjudicamos nuestro problema a las circunstancias, al diablo, a nuestros líderes, a nuestra familia. Pero ¡no! El problema radica en que al igual que el pueblo de Israel estamos CLAUDICANDO en dos pensamientos.
El término Claudicar en el vocablo hebreo significa: Cojear, divagar.
Muchas veces nos encontramos en esta situación; divagando, pensando  en Dios y también en nosotros mismos. Nos encontramos decidiendo servir a los intereses de Dios pero también  a nuestros propios intereses. Llegamos incluso a negar a Dios con nuestras propias actitudes y luego de ello esperamos que Dios nos bendiga y nos apoye.
Israel sabía que estaba haciendo lo malo delante de Dios, pero llego a un punto crítico de no saber qué hacer. Dudó del poder de Dios. Y he ahí donde comienza nuestro conflicto interno. Cuando por alguna circunstancia empezamos a declinar ante los deseos del alma, y nuestra vida espiritual se debilita, lo primero que hacemos es alejarnos de Dios. Y lo hacemos consciente mente. Nos aburre la oración, nos da pereza leer las escrituras, denominamos nuestra búsqueda a Dios como una monotonía, y poco a poco comenzamos a hallar el placer en aquello que sabemos que no es correcto. Al igual que la Nación de Israel llegamos al punto de necesitar de un Hombre o una Mujer de Dios, llena del Espíritu Santo que nos confronte de esta manera “ Hasta cuando claudicareis entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios seguidle, y si lo es Baal id en pos de él”.   De igual modo el Espíritu Santo le hizo la misma confrontación  a la iglesia primitiva de Laodicea.  El capítulo 3 versículos 15 y 16 de Apocalipsis dice: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío, ni caliente. ¡Ojala fueses frío o caliente! Más por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitare de mi boca.
El vómito es un mecanismo de defensa de nuestro sistema digestivo para evitar que alguna bacteria ingrese a través de los alimentos que consumimos y se aloje en nuestros intestinos. Es por ello que cuando se sospecha de la existencia de un huésped indeseable se activan los jugos gástricos que son como especie de olas que arrastran el huésped y le impiden lograr su objetivo; que es alojarse y  comprometernos sistémicamente (destruir nuestro mecanismo de defensa “sistema inmunológico”).
Cuando Dios una mañana me permitió escuchar a unos especialistas en medicina, y éstos explicaban todo acerca del vómito, me di cuenta de cuan grave es asumir una postura de tibieza espiritual. Pero peor aún, fue la sensación de temor que me causó el recordar Apocalipsis 3:15-16. Estamos viviendo lamentablemente tiempos antiguos-testamentarios por causa de la falta de Fe. Le creemos a Dios solo cuando nos habla de sus Bendiciones. Pero  cuando nos habla acerca de su castigo por nuestros pecados entonces hacemos caso omiso, y al igual que Israel lo tentamos. En el término Hebreo tentar a Dios implica la idea de no creer que Él hará lo que ha dicho.

El problema radica es en la deslealtad que asumimos frente a Dios. Jesús mismo hizo énfasis de ello. Él dijo: El que no es conmigo, es contra mí; el que conmigo no recoge, desparrama” Mateo 12:30.
Dios aborrece la tibieza espiritual porque representa una deslealtad para su  Reino. Una persona desleal no es digna de confianza. Suele ser hipócrita en algunos casos, ya que vive de apariencias. Y eso era lo que le acontecía a los cristianos evangélicos de Laodicea. Se habían convertido en personas hipócritas, llevaban una doble vida; y es por ello que el Espíritu Santo les dice Yo conozco tus obras.  Si ellos creían que nadie los veía se equivocaban…Dios estaba viendo su proceder y se acercó a amonestarlos. Y me sorprende su exclamación ¡Ojala fueses frío o caliente! ¡Ojala te decidieras a ser mi amigo o mi enemigo! Pero por cuanto no estás seguro de lo que realmente quieres…por cuanto no te decides a quedarte conmigo o irte de mí Reino; entonces yo te vomitare de mi boca. Porque? Porque no me eres confiable. Y por tu tibieza y falso proceder dañaras a aquellos  que están afirmándose. Dios al igual que nuestro cuerpo humano activa su mecanismo de defensa para guardar a los otros. Recordemos que somos el CUERPO DE CRISTO y cada uno de nosotros somos miembros de ese cuerpo.
Lo hermoso de Dios es que siempre está presto a dar una segunda oportunidad. A la Nación de Israel se la dio y los disciplinó hasta el final del antiguo testamento. Al final  en el versículo 19 del mismo capítulo el Espíritu Santo les dice: Yo reprendo y castigo a todos los que amo: se pues celoso y arrepiéntete.
Aún estamos a tiempo de corregir nuestro proceder delante de Dios y de los hombres. Aún tenemos una mejor elección.


Pero no tientes a Dios, porque no eres más fuerte  que Él. Es tiempo de elegir ser su amigo o enemigo.

jueves, 24 de octubre de 2013

Cuando me miran tus Ojos

Muchas veces pensamos que conocemos a alguien por el simple hecho de oír hablar de ella o el. También se nos hace difícil pensar en algunos casos de cuan necesario es ir mas allá de una referencia personal.
Esto mismo le sucedió a un hombre que siendo muy rico y sabio pensó que conocía al que le había dado el poder de adquirir tales riquezas, hasta que vino a su vida una situación muy difícil que lo llevo a hacer una exclamación que transformo su vida y aun en estos tiempos nos lleva a la reflexión.  Hablamos de Job.
En la Biblia nos encontramos un libro que se hizo famoso por dos razones: 1) Muestra claramente la naturaleza y el Poder de Jehová Dios. 2) Demuestra que el Ser humano si puede mantener su integridad en medio de cualquier dificultad por muy dura que ésta sea.
Cuando Job aparece en el escenario bíblico, lo hace como un hombre rico, vigoroso y saludable, lleno de posesiones, y sobre todo rodeado de una gran familia. Para esa cultura esas características eran muestras de que gozaban del favor de Dios. Y no se equivocaban; aun hasta Satanás lo pensaba y por eso se enardecía de ver como un hombre mortal podía tener tanto disfrute en su vida, sin que nada malo le aconteciera.
Este aspecto resalta de tal manera que llama la atención de Jehová Dios y le lleva a preguntarle a Satanás.  ¿De dónde vienes? A lo cual satanás responde: De rodear la tierra, y de andar por ella.
Luego el Señor le hace otra pregunta: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios, y apartado del mal? (Job 1:8-9)
He aquí la respuesta que manifiesta la interrogante del corazón de satanás. ¿Teme Job a Dios de balde? Es decir; ¿innecesariamente? Para satanás era imposible de creer que un simple Ser humano pueda temer a Dios si éste no lo mantiene rodeado de su Gracia. Por eso se atrevió a sugerirle a Dios ¡Quita todo lo que tiene para ver si no te blasfema en tu rostro!.(Job 2:5)Es increíble entender una verdad espiritual; y es que satanás solo lograba ver el vallado que Dios tenia a todas las posesiones de Job, pero nunca pudo ver lo que se desarrollaba dentro de ese vallado; y era una maravillosa intimidad. Por esta razón es que él (satanás) resalta su idea de que nadie podía amar a Dios a menos que éste le tuviera conquistado con resaltantes riquezas materiales. Satanás nunca vio la adoración de Job; eso le era imposible, por eso el nunca se percato de que al quitarle a Job sus bienes, mantendría su posición inicial. Es importante entender como creyentes, el valor de la Gloria de Dios como vallado sobre nuestras posesiones; porque es lo único que satanás puede ver en nosotros. El no puede escuchar nuestras oraciones intimas, porque él jamas podrá introducirse en lo secreto de Dios. Ahora entendemos porque Jesús hizo énfasis en la oración a puerta cerrada (Mateo 6:6), hablando de la intimidad. Hoy por hoy es nuestra actitud la que define nuestra relación con el Padre, y son nuestras actitudes las que satanás estudia y evalúa, y usa como marco referencial para atacarnos; ¿el objetivo? matar nuestra Fe; porque el sabe que sin ella , no podemos agradar a Dios. Y fue la Fe de Job la que resaltó al final de todas las adversidades orquestadas desde el mismo infierno, "Y esta es la Victoria que ha vencido al mundo, nuestra Fe"( 1 Juan 5:4)
Más sin embargo Dios en su Justicia jamás extendería su mano para dañar al inocente, y le permitió a satanás dañar todo lo que Job tenia, menos su vida.
Jehová Dios conocía a Job y sobre todo pesaba las intenciones de su corazón. Conocía los pensamientos de Job. Este hombre más que temerle (tenerle miedo) a Dios; lo respetaba. Lo reconocía como aquel que le había dado todo cuanto tenia. Tenía fama en su ciudad de ser un hombre justo y temeroso. Aun cuando sus hijos hacían banquete, el luego sacrificaba ofrendas de expiación por si acaso los jóvenes llevados por los efectos del vino, cometían algún pecado contra Dios.
Imaginemos el nivel de valor que Dios representaba para este hombre que resalto entre una multitud hasta llamar la atención de satanás. Y entonces comenzó la tortura del inocente. Primero le mata a los criados, luego a los animales y  luego a los hijos.; y de `paso que todos los que traían la noticia dijeran “fuego cayó del cielo”, atribuyendo esa gran tragedia al Dios de él. Todo en un mismo día. Tres ataques diferentes, y en paralelo harían que cualquier ser humano soltara cuanta maldiciones y blasfemias se le ocurriera por causa del dolor de una perdida tan grande (humanamente hablando).  Yo imagino el escenario espiritual. Satanás y sus demonios mirando fijamente a Job a la espera de tan ansiada blasfemia; y Dios y sus ángeles sonrientes esperando  tan famosa exclamación. Leamos que dijo Job: “Desnudo Salí del vientre de mi madre, y desnudo tornare allá. El Señor dio. Y el Señor quito; SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR BENDITO”.
Una exclamación que ha trascendido siglos, y aun en este tiempo nos motiva como seres humanos. Luego satanás se presenta nuevamente ante el Señor y le dice: piel por piel. Quizás satanás se decía sí mismo: “es probable que a este hombre nos le importan sus posesiones pero de seguro si le importara su propia salud”. Y le dice a Dios: toca su piel y veras si no te blasfema en tu presencia. Dios le vuelve a decir: Toca su carne, pero guarda su vida. Dios sabía que satanás odiaba tanto a Job que lo habría matado de habérselo permitido. Por eso el guardar la vida de Job no era una petición de Dios para satanás; era una orden, que satanás debía acatar.

Cuán difícil debe ser para satanás acatar las órdenes de Dios, a pesar de sus pretensiones y su  rebelión. Satanás pone en marcha su plan y le toca la piel a Job con  una escabiosis o sarna; enfermedad de la piel causada por el ácaro parásito Sarcoptes  Scabieris. Su principal síntoma es la pinchazon insistente que se intensifica durante las noches y con el calor. El picor está causado por la reacción alérgica del cuerpo ante el parásito, que se manifiesta con pequeños granos, ampollas y pequeñas ulceras con costras. Job en su desesperación, rasga sus vestiduras en señal de humillación y coloca cenizas sobre si para aminorar el ardor y la comezón que esta enfermedad le producía. Pero lo que más le dolía era la incertidumbre que tenía acerca de su Dios.


Dios solo veía a Job. Solo veía su corazón.

Todavía, en medio de las difíciles situaciones que por causa de nuestra búsqueda y nuestro confiar en Dios se nos presentan de parte del enemigo para hacernos dudar;  Dios tiene su mirada puesta en nosotros. Hay quienes piensan que en medio de las adversidades nuestro Señor nos vuelve la espalda; pero no es así. Dios solo esta observando nuestro corazón, pesando nuestras intenciones, confirmando nuestra confianza en él, y sobre todo procesando nuestro carácter.

 La Biblia dice"Muchas son las aflicciones del justo, mas de todas ellas le librara Jehova" Salmos 34:19.


Dios aun nos está mirando fijamente.

sábado, 12 de octubre de 2013

Cuando cambia un Corazón. Parte II

En la primera parte de este artículo hablé acerca de la historia de dos mujeres del reino de Media y de Persia, que llegaron a incidir considerablemente en la conducta de un hombre cuyo carácter era extremadamente fuerte. Hablo de la Reina Vasti  y  de la Reina Ester.
A pesar de la belleza física de estas dos mujeres, lo que predominó en la transformación de este Rey fue la entrega de Ester al Dios de sus padres;  Jehová de los Ejércitos, y aunque no se habla directamente de Él en el Libro de Ester, el cual se encuentra en la Biblia, hay muestras claras de su participación silenciosa en este escenario monárquico tan cargado de conflictos, drama y decisiones difíciles.
La Reina Ester no se confió en su belleza, ni menos en su inteligencia; considerando que el Rey Asuero estaba acostumbrado a deleitarse en la belleza femenina, y al cual su arrogancia no le permitía ver a nadie más inteligente que a sí mismo. Sin embargo dos virtudes  resaltaron  en Ester hasta llamar la atención del Rey, y fueron su silencio y su paciencia.
La biblia resalta en el Libro de Ester su carácter y templanza. El que fuera una mujer callada hacía que se ganara el favor de toda la corte, y su templanza la manifestó en el momento más crítico para sus conciudadanos judíos, y con gallardía tomo decisiones que pudieron costarle la vida.
Todo eso lo hizo una mujer enamorada. Fue en su silencio que Ester aprendió a amar a su esposo que era el Rey. ¿Fue fácil? Por supuesto que no. No debe ser fácil para una esposa enamorada tener que compartir a su esposo con otras  mujeres tan hermosas o más que ella.
Tener que esperar hasta ser llamada para poder abrazar, acariciar o besar a su esposo. Podían pasar semanas y hasta meses en el silencio de su alma; pero en la ruidosa faena de su responsabilidad que como Reina tenia. Solo una vida de oración y una entrega ferviente a Jehová le llevo a soportar esa difícil situación.
Cada uno de nosotros en este tiempo como Iglesia; la novia del Cordero, la amada de nuestro Señor Jesucristo, quizás hemos experimentado en algún momento el silencio de una larga espera. Quizás hemos estado anhelando que el Rey nos mande a llamar para recordarnos que nos ama. Y al igual que Ester nos entristecemos cuando vemos como nuestro amado trata y actúa en otros y a nosotros como que ni nos mira.

Pero muchos no tomamos la medida que tomo esta mujer enamorada. No decidimos buscar a nuestro Padre y pedirle que nos revele al amado.  Muchos somos orgullosos y confiamos en nuestras  propias capacidades; y eso no está mal, el problema empieza cuando decidimos apoyarnos en nuestra propia prudencia y en nuestra autosuficiencia y nos olvidamos de ir al que todo lo sabe y todo lo ve. Yo me atrevo a asegurar que todos los pasos que la Reina Ester dio para acercarse al rey; su esposo el día indicado y a la hora indicada, fue una revelación de Jehová Dios.
No bastó solamente los ayunos de ellas ni sus criadas; no basto el ayuno de todos los judíos;  lo que realmente bastó fue la decisión que Ester tomó de apartarse de toda su cotidianidad para esperar la estrategia  que Jehová Dios tenia. Se estaba enfrentando a un hombre Poderoso en Susa Capital del reino; un hombre a quien el Rey amaba y en quien confiaba plenamente, un hombre cruel y sanguinario a quien no le importaba exterminar a una raza por simple placer, un hombre astuto. Desde la antigüedad cuando leemos los libros de Génesis, Éxodo, Jueces, incluso Reyes; vemos como Dios interviene en los conflictos que Israel tiene con las Naciones vecinas hasta el punto de hacerlos suyos, y de dar las estrategias para vencer a sus enemigos y de paso le da la ayudadita en algunos casos.
No solo Jehová Dios intervino en el insomnio del Rey Asuero; no solo intervino en la presentación de Ester ante el Rey sin ser llamada, sino que intervino en la confrontación que tuvo la reina Ester con Aman, y de cómo éste cayó desfallecido ante el lecho de la Reina haciendo que el Rey lo catalogara como un violador, sentenciándolo a la horca.
Ester como reina amó a su esposo, pero también amó al pueblo de su Dios. Y cuando amamos estamos dispuestos a hacer todo lo que sea necesario por aquellos a quienes hacemos dignos de nuestro amor. El Rey Asuero amó tanto a Ester que su corazón empezó a cambiar.  La reina Ester amó tanto a Jehová  Dios que estuvo dispuesta a morir por su pueblo de origen.
Dios nos amó tanto que fue capaz de entregar a su único hijo al vituperio y al quebranto inhumano del cual sería objeto. Nuestro Señor Jesucristo nos amó tanto como creación de Dios que se dio a sí mismo y sufrió en silencio los dolores de la Muerte. Es el Amor el único que nos lleva a cambiar.
Es nuestro Amor por Dios el que nos llevara a ser diferentes en medio de un mundo contaminado. Es el Amor que sentimos por Cristo lo que nos llevara a buscarlo y esperar en su presencia el tiempo que sea necesario, al igual que; nos llevara a cambiar nuestras actitudes y solo enamorados podremos estar dispuestos incluso a morir por él; para agradarle.
Cuando Jesús después de la resurrección se dirigió  al Apóstol Pedro  lo primero que le pregunto fue: Pedro; ¿me amas?. Tres veces se lo preguntó hasta el punto de entristecerle y llevarle a responder: Señor, tu lo conoces todo... tu sabes que te amo.
Pero éste mismo Pedro que le estaba asegurando al Señor Jesucristo que lo amaba, era el mismo que días antes lo había negado TRES VECES delante de todos los judíos cuando se llevaron a Jesús para enjuiciarlo. Jesús sabia que Pedro lo amaba, pero ésto no era suficiente. Ahora Pedro tenia que demostrárselo. Y así como lo negó por miedo a morir, ahora tenia que demostrar su amor por cristo apacentando a su rebaño; que no eran mas que los hombres y mujeres que se convertirían mas adelante al evangelio de Jesucristo y por el cual recibirían persecución y muerte.
Debemos estar atentos a la petición de nuestro amado Señor para demostrarle que lo amamos. 
¿Que estaríamos dispuestos a hacer para demostrarle nuestro Amor a Cristo Jesús?

La respuesta a esta pregunta solo la tiene un corazón enamorado. 

domingo, 21 de julio de 2013

Cuando cambia un corazón.

Muchas veces como mujeres se nos otorga la difícil y maravillosa tarea de ser esposas, y nunca logramos entender la magnitud de las implicaciones que conlleva el serlo.
En esta oportunidad tomaremos la vida de dos mujeres que en la antigüedad lograron serlo,  pero que al final entendieron la importancia de su rol como mujer.
Es cierto que la sociedad Persa era patriarcal, y que los hombres ocupaban las posiciones dominantes en el gobierno, el comercio, el ejército y la familia; pero la posición de las mujeres no resultaba poco significativo. Sin embargo con el pasar del tiempo todo el respeto del cual venia gozando la mujer Persa se debilitaba, y el libro de Ester lo muestra con gran énfasis y claridad.
Tres años tenía Asuero reinando y ya mostraba su altivez y arrogancia. Persia y media era un reino donde predominaba la avaricia, la perversión; tanto que en sus banquetes no faltaban las orgías  y solo se respetaba a la reina. Las mujeres aunque gozaban de algunos privilegios eran tomadas solo como objetos de exhibición, es por ello que cuando el rey Asuero manda a llamar a la reina Vasti ésta se rehusó a venir. ¿Porque? La respuesta es muy sencilla: El rey mostraría a todos los presentes en el banquete la belleza femenina que solo él poseía, con la única intención de provocar envidias y celos entre sus generales y capitanes. No era la primera vez que él hacia esto; es por ello que Vasti cansada de sus constantes borracheras y estériles exhibiciones decidió no presentarse ante el rey.
Ahora  el hecho es que había tanto irrespeto que aún las mujeres hacían banquetes y festines, es decir; eran dadas al Vino y a los desenfrenos que estas fiestas provocaban. Es considerable entender que la reina Vasti era un modelo altamente influyente para las mujeres del reino. Esto lo sabían muy bien los príncipes y sátrapas, ya que se apresuraron  aconsejar al rey que la destituyera del reino para evitar que las demás mujeres, impulsadas por el ejemplo de Vasti se rebelaran y no pudieran ser controladas por sus propios maridos. Efectivamente esta idea fue aprobada por el rey en un momento de enojo y embriaguez; solo que cuando pasaron los efectos del vino se acordó de lo que Vasti había hecho, pero también recordó el edicto real que firmado y sellado, por ende;  no podía ser abrogado. Con dolor la echó del reino y su tristeza fue tan notoria que causó preocupación entre sus ministros, de manera que se apresuraron a traer cuanta doncella se encontrara en las provincias de Media y de Persia; para que alegrando el corazón del rey, le ayudaran olvidar a Vasti y fuera escogida otra reina en su lugar.
Fue entonces cuando en medio de tanta depresión y confusión dentro de las provincias, encontramos a una joven judía llamada Hadasa, huérfana de padre y madre, quien estaba bajo la tutela de un piadoso judío de nombre Mardoqueo. Es considerable entender la presión que estaban sufriendo estas jóvenes doncellas, quienes además de estar en condiciones de esclavas, perdían en ese momento todos los sueños característicos de toda mujer. Casarse con un buen hombre, tener hijos, llegar a ser una excelente esposa. Salvo que había un pequeño detalle; si el rey no la escogía  como esposa, sería tomada como concubina, es decir; amante. Ser concubina tenia sus privilegios: pertenecían a un harem, al cuidado de eunucos que se encargaban de velar por su alimentación y aseo personal, mas sin embargo, si llegaran a concebir hijos, estos servirían para mostrar la hombría del rey, pero la sucesión a la corona seria del hijo de la esposa; es decir, la reina. Ester estaba consciente del futuro que se le avecinaba, pero la diferencia entre ellas y las otras doncellas era que Dios la respaldaría a partir de ese momento.
Aunque en el relato de la historia de Ester, no se menciona en ningún momento a Jehová Dios, se evidencian algunos aspectos de su voluntad. Entre sus aspectos veremos los siguientes: a) Ester haya gracia delante de los eunucos y demás sirvientes, sobre todo de uno de los eunucos de mayor confianza del rey. (b) Mardoqueo, tío y tutor de Ester descubre una conspiración en contra del rey, lo notifica, se hacen las averiguaciones, se comprueba el asunto, se anota en las crónicas del reino y más adelante es honrado por ello. (c) De entre todas las doncellas Ester es coronada reina en lugar de Vasti y le es colocada la corona real. En un momento como éste, las mujeres solemos pensar que ya llegamos a la meta, y nos alegramos por ello;  pero no es así para Ester. Había otros planes y solo Dios los dirigía. Aunque la reina Ester pensó que era el final, resultaba ser el comienzo de grandes retos que debía llevar a cabo aun en contra de su propia vida.
La meta del rey Asuero era encontrar una reina hermosa y sumisa a quien exhibir y controlar. La meta de todas las doncellas era ganar el título de reina. La meta de Ester como reina era complacer al rey en todo y ser una esposa sumisa; pero la meta de Jehová Dios era otra. Y mas adelante se revela el propósito: Cambiar el corazón del hombre pagano y cruel, por medio de una mujer temerosa de Él, para bendecir a un pueblo rebelde y contradictor, que se hallaba en cautiverio por causa de sus maldades, a fin de mostrar su amor y misericordias para confirmar el pacto que hizo a Abraham, Isaac y Jacob. Es por ello que Ester sufrió en silencio los sinsabores de una guerra silenciosa. Esa que toda esposa libra en el alma, esa que aveces te hace temer, flaquear y muchas otras tantas veces te quiere obligar a desistir. Ester experimento la soledad de la corona, la incertidumbre de no conocer lo suficientemente a su esposo, y ademas de ello la amenaza de exterminio de su raza, de la cual ella ni aun dentro del reino, podría escapar; pues el edicto del rey aun el el trono la alcanzaría  Pero como dice proverbios 14:1 "la mujer sabia edifica su casa". Esta mujer escogió un mejor y único aliado; Dios. Tres días de ayuno y una vida de entrega y de oración bastaron para que Jehova le diera a esta joven judía la Victoria; no solo en su matrimonio, al ser aceptada por el rey fuera del tiempo de su comparecencia (pues solo la reina podía presentarse ante el rey, si éste la llamaba); sino que también le fue entregado el enemigo y maquinador de su tío-tutor y por ende de su Nación. Lo más relevante en esta historia ha sido el cambio tan trascendental que sufrió el rey Asuero, quien paso de ser un hombre arrogante y vil, a un esposo amante y justo. Y las fiestas que de ahí en adelante se realizaron en Susa, capital del reino, fueron las de pur, que significa “suerte” realizadas en honor a la victoria que Jehová Dios les había otorgado a los judíos.
La arrogancia e insensatez de la reina Vasti la llevo a perder a su esposo y todo lo que poseía, incluyendo la corona real; Considerando la vergüenza a la que fue sometida al ser echada del reino. Mientras que la sabiduría de Ester la llevo a conquistar no solo el corazón del Rey, sino también el corazón del reino.

El silencio es una virtud poco común en una mujer. Pero necesario para ganar las batallas que como esposa y reina de tu hogar se te presentan.
Sólo la alianza con Dios nos dará la Victoria.

Recuerda: Engañosa es la gracia y vana la hermosura; MAS LA MUJER QUE TEME A JEHOVA, ésta será alabada. Proverbios 31:30.

viernes, 12 de julio de 2013

Al Limite de la Fe.


En algún momento de nuestras vidas solemos hacernos esta pregunta. ¿Qué hacer… cuando no se qué hacer? Y tratamos por todos los medios de buscar la solución  a los diferentes conflictos que se nos presentan; unos más fuertes y difíciles de sobrellevar que otros.
Tal fue el caso de un Rey cuya trayectoria monárquica era intachable. Hombre valeroso, decidido, temeroso de Dios, respetable y con una moral irreprensible  ante su pueblo. Nos referimos en esta ocasión a Josafat, quien gobernó  Judá;  luego que la Nación de Israel se dividiera  por causa de los pecados de Salomón, y le fuera entregado a Jeroboan las 10 tribus del norte, mientras que a Salomón le quedaba solo las 2 tribus del sur por amor  a David su padre. Es por ello que fue grande la galería de reyes que lideraron las 12 tribus de Israel y por ende  también lucharon en contra de grandes imperios como lo fueron para la época Egipto, Asiria y Babilonia. Aunque Muchos reyes de Israel y Judá hicieron lo malo ante los ojos de Jehová Dios, hubo también grandes reyes que hicieron lo bueno, manteniendo los rituales antiguos del Tabernáculo, los sacrificios, las ofrendas y sobre todo la instrucción de la ley al pueblo para que nunca se olvidara de Jehová su Dios. Entre esos líderes que reinaron justa e íntegramente se encuentra Josafat; Rey de Judá.
Luego de que Dios fortaleciera el reino, y le diera riquezas y gloria a  Josafat, este adquirió la experiencia cívica- militar, de manera que se hizo temible ante las naciones vecinas y un excelente aliado para otros. Tuvo grandes hazañas y victorias en diferentes guerras siendo apoyo para naciones débiles, pues era gran estratega militar, lleno de gracia y sabiduría de parte de Jehová Dios.  (2 Crónicas cap. 17 al 20). Pero llego el momento de enfrentar sus propios miedos, a sus propios enemigos y de sufrir el precio de la fama. Pero más que eso, llego el momento de pasar la prueba y   ser ejemplo en fe y confianza ante un pueblo rebelde, contradictor,  e incrédulo.
Para los que han tenido la oportunidad de estudiar la Biblia y sobre todo el Antiguo Testamento, habrán podido percatarse de que los israelitas confiaban más en el hombre que en Jehová  Dios.  Mas este Rey tuvo como tarea fundamental enseñar al pueblo a confiar y depender completamente de Dios. Las circunstancias no eran las más idóneas, puesto que no era una, ni dos;  sino varias naciones con sed de venganza, dispuestos no solo a matarlo a él, sino a destruir todo lo quedara de su reino. Es en este momento cuando Josafat se da cuenta que nada de lo que haga evitara el desastre que se le aproxima. Como gran estratega militar ideo los mejores planes de ataque, buscando el consejo de sus sabios y sus generales, dándose todos por vencidos. Tiempo ya no había para huir, y es por ello que desesperado, turbado y afligido busca su última alternativa “humillarse ante su Dios”. Fueron quizás horas, días orando pidiendo de Dios una palabra que les diera las fuerzas para salir de esa difícil y casi destructiva situación.  Me motiva mucho sus últimas palabras en medio de su oración “¡Dios nuestro!, ¿no los juzgaras tu? Pues nosotros no tenemos fuerza con que enfrentar a la multitud tan grande que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos”  2 Cr. 20:12.
Quizás esa fue la misma oración que hizo el Padre de la Fe Abraham, luego que después de tener a Isaac; con Sara su esposa, Dios le ordenara sacrificarlo; dejando a un lado por “un momento” la promesa de su descendencia a través del joven que ahora pedían en holocausto.
Imagino por un momento a Abraham turbado, confundido, y preguntándose a si mismo ¿Por qué Dios hará esto? ¿Qué pasara con mi descendencia? ¿Qué pensaran mis vecinos, mis sirvientes, mis amigos y mi esposa de esta decisión que me ordenan tomar? Y sobre todo la pregunta más importante ¿Jehová Dios realmente es mi amigo? Son estos los momentos en los cuales uno por naturaleza suele guardar silencio, pero el escándalo que se está generando en nuestro interior, en nuestra mente es casi insoportable. Llega el momento en donde nada parece tener sentido, salvo esperar a que se desarrollen  los acontecimientos. Josafat se encontraba en esa disyuntiva, de no saber qué hacer ante tan grande dificultad. Tenía el ejército, diestro para la batalla. Tenía las armas, los carros y la gente de a caballo, tenía la fama de temible por cuanto el Dios fuerte de Israel lo respaldaba, y aun así sintió miedo. Es ese miedo interno que te convence de que nada de lo que hagas te funcionara.  Es ese miedo que doblega tu autosuficiencia, tu orgullo, tu intelecto, tu versatilidad. Es ese miedo que te desnuda, porque te desviste de tu grandeza humana. Ese mismo miedo que te hace mirar hacia arriba convencido de que hay alguien por encima de ti que siempre tiene el control.
El salmo 127:1 dice: Si Jehová no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vela la guardia.

Grandes hombres como Abraham, Moisés, Elías, y ahora Josafat entendieron lo que significa estar al límite de la Fe. El profeta Elías luego de obtener una gran victoria sobre los profetas de Baal el dios cananeo, tuvo miedo de una sacerdotisa cruel y huyo al monte. Pero lo más resaltante de esta historia es que huyo al monte de Dios. Caminó 40 días y 40 noches que correspondía a 150 km para hallar a Dios. Y ahí Jehová Dios se le presentó  y le ordenó  volver al mismo lugar de donde había huido. 
Son muchos los personajes  descritos por la Biblia, que  experimentaron el miedo, la duda, la confusión y hasta el dolor de encontrarse al final del camino, donde parece que solo hay un vacio, y que al mínimo paso caerás; y más cruel es cuando las circunstancias parecen venir detrás dispuestas a empujarte para que caigas.
Pero es en ese momento cuando ese miedo, hace que aflore la Fe que hay en cada uno de nosotros. Esa confianza que en silencio nos grita ¡Dios esta cercaaaaaaa!.. Solo en medio de la serenidad podemos escuchar. Josafat escuchó  al profeta que le dijo: “Jehová peleara por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos”. Moisés escuchó  la voz de Dios que le dijo: “Extiende tu vara al mar rojo” lo hizo y las aguas se separaron de lado a lado y el pueblo pasó en seco. Elías escuchó  la voz en la serenidad –el silbo apacible de Dios- “Me he reservado siete mil que no han doblado rodilla ante Baal, ni le han adorado”. Abraham con el cuchillo en la mano, aun alzada escuchó  al ángel que le dijo: “detente; ahora sé que temes a Jehová, porque no me has rehusado a tu único hijo”.  Dios los llevo al filo de la fe para mostrarse tal cual es Él. A todos ellos les dio la victoria, cuando confundidos, entristecidos y temerosos guardaron sus armas carnales –intelecto, razón y lógica humana- y decidieron en silencio esperar en Jehová su Dios.

Isaías 30:15. Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos, en quietud y en confianza será vuestra fortaleza.


Si te encuentras al límite de la Fe, ¡Lánzate! caerás en las manos del Dios de amor y allí será tu descanso.

viernes, 28 de junio de 2013

Un Silencio Ensordecedor.


En el capítulo 15 versículos 2 y 3 del libro 1Samuel;  Jehová  Dios le envía una orden a Saúl por medio del profeta Samuel y le dice: “Yo castigare lo que Amalec hizo a Israel,
cortándole el camino cuando subía de Egipto. Ve, pues, hiere a amalec, destruye todo lo que tiene y no te apiades de él; mata hombres, mujeres y niños, aun los de pecho, y vacas, ovejas, camellos y asnos”.
Cuando Dios saco al Pueblo de Israel de Egipto por medio de Moisés, vagaron 40 años en el desierto por causa de sus constantes rebeliones y pecados, de modo que luego que Moisés enojado peca contra Dios, éste encomienda a Josué la difícil tarea de  introducir al pueblo a la tierra prometida. Luego de la muerte de Josué, después de haber conquistado Canaán (la tierra prometida), El pueblo de Israel se olvido de Dios y de sus mandamientos y estatutos haciendo lo malo delante de sus ojos, y Jehová Dios los entrego en manos de naciones perversas que los afligieron en gran manera. Pero cada vez que el pueblo de Dios se arrepentía y clamaba a él, el Señor  levantaba jueces que peleaba por ellos y los libraba del yugo opresor de las naciones vecinas. Y esto fue hasta que el pueblo desecho a Dios pidiendo para sí un rey que los gobernara. Es por ello que fue escogido de la tribu de Benjamín el joven Saúl, el cual por ser alto y hermoso agrado al pueblo.
Saúl luego de ser ungido por el profeta Samuel como Rey, mas adelante comienza a tomar decisiones de espaldas a Dios. Entre sus decisiones graves que lo llevan a ser destituido del reino fue el de cumplir parcialmente la orden de acabar con Amalec. Mato hombres, mujeres e infantes, perdonando el ganado y al Rey de Amalec. Pero el mayor error que cometió fue el de intentar ocultar por medios de zalamerías la falta, y el justificarse adjudicándolas  a otros.
Cuando el profeta Samuel llego al campamento Saúl salió a su encuentro con risas y alegría intentando distraer su atención del escándalo que en los corrales había. Mas sin embargo Samuel cuya audición estaba muy activada, le dice a Saúl, cuando éste se exalta a si mismo  haciendo alarde de haber cumplido el mandato de Dios: ¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos? (Versículo 14).


Al igual que Saúl, en este tiempo; muchas veces las quejas de otros por nuestra causa le impiden a Dios escucharnos. Intentamos ocultar nuestras fallas por medios de zalamerías, (alabanzas) que intentan distraer la atención de Dios. Nos olvidamos muchas veces de la Justicia de Dios y  solo la recordamos cuando es conveniente para nosotros. Cuando somos los agraviados, los ofendidos, los burlados. Pero hemos olvidado que esa misma Justicia que demandamos para nuestra causa es la que muchos demandan a Dios “por” nuestra causa.
Y otras tantas veces  hacemos caso omiso al redargüir del Espíritu Santo, porque pensamos que esas “pequeñeces” Dios no las toma en cuenta.  Saúl nunca se imagino que esa “sutil idea” de conservar el ganado le destronaría para siempre. Y menos cuando les había adjudicado la responsabilidad a los soldados que con él estaban. “De Amalec la han traído; porque el pueblo perdono lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios” (versículo 15). Pero Samuel era un hombre espiritual, con un gran discernimiento y de paso fue Dios mismo quien le mostro el desastre que Saúl había hecho.
Son nuestras actitudes y nuestras acciones ante los demás lo  que hace que Dios actúe. Y muchas veces creemos que por ser hijos no seremos amonestados de nuestro mal proceder; y en muchos casos Dios se ve obligado a actuar en nuestra contra y no a favor. ¿Es Dios malo? En ninguna manera. Dios es justo. Y  es injusto que muchos lloren por nuestra causa, o que sufran la ira por nuestras palabras o actitudes. Es injusto que nuestras irresponsabilidades provoquen molestias en los demás, que empeñemos nuestra palabra; comprometiéndonos y alterando los planes y el tiempo tan valioso de otros, que han decidido confiar en nosotros.
Y al igual que Saúl nos justificamos culpando a los demás “Al contrario, ¡he obedecido la voz de Jehová! …Pero el pueblo tomo del botín ovejas y vacas” (versículo 20). Él era el Rey y nada se hacía sin su consentimiento. Por ende la orden de tomar el rebaño y - guardarlo- fue del mismo Saúl. Pero en su osadía y obstinación paso por alto un pequeño detalle que; Dios lo examina todo, incluso el corazón del hombre.
No podemos vivir  a diario pasando por alto este detalle tan importante. Y menos escondiendo las vacas y las ovejas, que representan las quejas de aquellos que de una u otra forma dañamos. También representan nuestras ambiciones e  injusticias ocultas.
Mientras más ocultemos nuestras injusticias hacia los demás, más fuerte se harán el clamor de ellos hacia Dios; de manera que lo ensordecerán.
Y por más que nos acerquemos “sonrientes y jactanciosos, complacidos de servirle a Dios” Él estará atento al clamor de otros que sube a su trono por nuestras irresponsabilidades.
La Biblia dice: “JUSTICIA Y JUICIO SON EL CIMIENTO DE SU TRONO”. Y “ÉL NO HACE ACEPCIÓN DE PERSONAS”.
No esperemos ser desechados para darnos cuenta de que hemos pecado contra Dios. Más bien seamos diligentes en corregir nuestros errores, y enmendar los agravios cometidos contra otros. Y la mejor forma de hacerlo es pidiendo Perdón. Y detrás del perdón vendrá la restitución.


Es tiempo de soltar las ovejas y vacas del corral y dejar que se marchen para siempre.  De ese modo descansaran los oídos de nuestro Dios y solo se deleitaran en nuestra adoración.

viernes, 21 de junio de 2013

El Fresco Soplo del Espíritu.

Desde que Dios “soplo en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Génesis 2:7), el ser humano se ha sostenido con vida gracias a un importante gas que llamamos oxigeno. Diariamente, esta experiencia –similar a la del Edén – se repite millones de veces desde que los bebes nacen y respiran por primera vez. Sin oxigeno, la vida cesaría en cuestión de minutos.
Dios nos dio pulmones que contienen millones de diminutos sacos de aire (alvéolos),tapizados de intrincados vasos capilares llenos de sangre.  Al respirar, introducimos el oxigeno en los pulmones. El oxigeno se conecta con la sangre a través de finas paredes. La sangre –llena de dióxido de carbono –llega a los pulmones para intercambiar el dióxido de carbono por oxigeno.
Entonces, millones de glóbulos rojos transportan la sangre cargada de oxigeno, para nutrir el cerebro y los demás órganos, tejidos y células.

Dios ha diseñado un ingenioso proceso de reciclaje para que no nos quedemos sin oxigeno. La vida vegetal de la tierra absorbe y utiliza el dióxido de carbono que espiramos y emite oxigeno. Nosotros inspiramos el oxigeno y el proceso comienza de nuevo. El aire más puro es el “ionizado negativamente” y se encuentra en su mejor estado cerca del agua en movimiento: cascadas, ríos burbujeantes, y océanos. También  está presente tras las tormentas eléctricas, en edificios que tienen muchas plantas, en las montañas y en los bosques. El aire puro puede aminorar el ritmo respiratorio, aliviar las alergias, reducir la presión arterial, y ayudarnos a pensar con más claridad. Obviamente, se necesita de manera especial durante la oración y el estudio de la biblia.
El Espíritu Santo impresiona nuestras mentes, de modo que es importante mantener nuestro cerebro sano y bien oxigenado. Pero es justamente en el hogar donde uno suele obtener el peor aire; especialmente cuando se “protege” la casa con aislamiento térmico y, contra el gasto inútil de energía, con puertas que –cerradas –no permiten la más mínima entrada de aire. Las toxinas provienen del humo, los gases de combustión en las calles, las cocinas o estufas de gas, las sustancias químicas y de limpieza, el polvo. También de las partículas que desprenden los animales (a través de las plumas, la piel o el pelo) y aun los aromatizadores de ambiente.
La Biblia alude al aliento de vida como espíritu. Jesús compara su aliento con la recepción de Espíritu Santo. (San Jn 20:22). Del mismo modo que el oxigeno sostiene la vida física, el Espíritu Santo sostiene la vida espiritual. Es por ello que debemos abandonar la respiración espiritual superficial (odio, culpabilidad, envidia, malos pensamientos, actitudes egoístas, egocentrismos,) que contamina, enferma y, deteriora  nuestro ser interior.
Mantengámonos  firmes con santa seguridad y tengamos siempre abiertas las ventanas mentales para recibir el aire fresco del Espíritu.

¿Ha salido ya a vigorizarse con el aire puro y fresco que Dios nos regala? 

domingo, 9 de junio de 2013

Una Entrega Total.

Necesitamos conocer todo aquello que de nosotros no le agrada al espíritu santo.
Muchas veces le decimos al Espíritu Santo ¡Señor; hoy toma más de mi… toma todo de mi! Pero aveces no nos detenemos a observar que es lo que el Espíritu Santo está tomando de nuestro ser.
De repente le decimos a un amigo o un familiar ¡Ven! Pasa a mi casa y toma lo que desees; pero no nos detenemos a ver ni preguntamos qué es lo que realmente le gustaría llevarse. La persona toma lo que nosotros le estamos permitiendo pero si nos preguntan ¿Qué fue lo que llevo? Diremos, No sé. Aveces hasta solemos responder “bueno lo que se llevo era lo que necesitaba”, y la tarea de averiguarlo es tan aburrida,  considerando lo ocupados que  estamos, que no le damos importancia.
Es por ello que día a día nos encontramos en oración diciéndole al Espíritu Santo “toma más de mí”. Y la mayoría de las veces se convierte en una liturgia desesperante. “Espíritu Santo; ¡toma más de mí!  ¡Toma más de mí!  Toma más de mí”. Pero no nos hemos detenido a observar como se está moviendo el Poder del Espíritu Santo en nuestro interior.
Solemos pensar o creer que al decir ¡toma más de mí! Llegara una varita mágica y ¡zas! Se desaparecerá un pedazo de nosotros. Pero pasa el tiempo y seguimos sintiendo esa oleada de fuego en nuestro interior que nos recuerda que hay algo dentro de nosotros que anhela ser quitado; pero nada ha pasado.
Toda transformación es dolorosa y se toma su tiempo.
Hasta que nosotros no nos dediquemos a observar lo que el Espíritu Santo está tomando de nosotros y, entendamos el porqué lo está haciendo, no podremos ver el resultado del proceso de Dios en nuestras vidas. ¿Por qué a muchos no nos gusta observar? He aquí algunos significados de esta palabra.
OBSERVAR:
 Examinar atentamente.
 Mirar con atención y cautela.
Darse cuenta de algo. Percatarse.
A muchos nos cuesta observar porque en la mayoría de los casos creemos que estamos bien. Otros evadimos la observación por el temor de encontrarnos con alguna sorpresa no grata. Y los llamados súper dotados o “espirituales” deciden no observar ya que en oración “todo” se lo entregan al Espíritu Santo con el argumento de que “Dios me conoce y por ende él sabe lo que necesito entregar”; y eso es una realidad, Dios sabe  que necesitamos ser depurados y transformados  en distintas áreas de nuestro ser, pero si solo eso bastara entonces el Apóstol Pablo no nos mandaría  a ser “Sacrificio Vivo”.
La carta a los Romanos en el capítulo 8 versículos 26 y 27 nos habla de que aunque en muchos casos el Espíritu Santo intercede por nosotros con gemidos indecibles cuando no sabemos pedir “como conviene”, y que solo el que “escudriña” los corazones sabe cuál es la intención del espíritu. De  la única manera en el cual nosotros empezaremos a conocer la intención del Espíritu Santo en nuestras vidas será cuando empecemos a escudriñar nuestro corazón (mente, nuestro ser como un todo).
El Rey David después de tantos sinsabores en su reinado (mas por sus errores que por las  circunstancias) llego a decirle a Dios “Hazme saber el camino por donde ande, porque hacia ti he elevado mi alma” Salmo 143:8. Sabemos que aquí, el termino camino significa “conducta, pensamiento, intenciones, proceder”.
Proverbios 8:34,35 dice: “Bienaventurado el hombre que me escucha, velando a mis puertas cada día, aguardando los postes de mis puertas, porque el que me halle, hallara la vida y alcanzara el favor de Jehová”. Vemos que dice “velando”; es decir, observando a mis puertas cada día. Este texto hace alusión al creyente que en su comunión diaria con el Espíritu Santo está dispuesto a no solo escuchar sus consejos, sino a velar, observar, aguardar en su interior sobre toda la obra que el Señor este haciendo.
El Espíritu Santo nunca toma nada a la fuerza.
En proverbios encontramos a Dios diciendo: “Hijo mío dame tu corazón” no dice: “lo tomare porque es mío”; es por ello que cada área que nosotros le estamos ofreciendo al Espíritu Santo no serán tomadas por él a menos que nosotros mismos se lo entreguemos. Debemos cambiar la denotación de la palabra toma y darle una connotación. Ejemplo de ello: Cuando decimos Espíritu Santo “toma más de mi” le estamos dando el sentido denotativo AGÁRRALO AUNQUE YO NO QUIERA… AUNQUE ME DUELA.
Pero si le damos a la frase “toma más de mi” el sentido connotativo, estamos ofreciendo al Espíritu Santo las áreas de nuestras propias manos. Es como quien compra un hermoso regalo y cuando ve a la persona agradada le presenta el obsequio y le dice “tómalo, es para ti”. Es tiempo de empezar a entender que sacrificar nuestras áreas a Dios debe ser nuestro deleite; porque ningún sacrificio en la antigüedad fue motivo de tristeza, por el contrario; se sacrificaba a Dios lo mejor… de lo mejor que tenían.
Cuando decidimos entregar nuestro ser al Espíritu Santo necesitamos entender que, tanto nuestras debilidades, como nuestras potencialidades serán recibidas por él. No solo espera que le entreguemos todo lo que a  él no le gusta de nosotros, sino aquello que también nos gusta para que al final Dios sea el que dirija en unidad con nosotros  toda nuestra vida; y entonces le encontraremos sentido a la vigilancia, a la observación, y con alegría cada día le diremos: Espíritu Santo, hoy te regalo todo lo que soy, tómalo de mi mano, porque sé que en tus manos mi vida está segura.
Quizás las actitudes que a Dios no le agradan de ti, son tus favoritas; por ello te ha costado tanto renunciar a ellas esperando que el Espíritu Santo las tome, porque tú jamás las entregarías voluntariamente. Él te conoce tan bien que sabe lo que estás dispuesto o dispuesta a darle, y te ama tanto que tiene un trato especial contigo para hacerte entender lo que desea de ti.  
El tumor cuando se extirpa duele… pero luego viene la sanidad.  Aun estas a tiempo.

miércoles, 5 de junio de 2013

La Carrera del Tiempo.

Cierto hombre se levanto muy de mañana, ensillo su corcel, le coloco toda la carga que llevaba y se dispuso a recorrer cabalgando 6 km   hacia la salida donde encontraría el vehículo que lo llevaría a la ciudad.  El corcel  iba galopando tranquilamente hasta que llego a un desvío, donde cada madrugada lo dirijia su  jinete para arriar el ganado. 
Esa mañana el destino era otro; y es por ello que luego que el hombre forzara al corcel a tomar un  nuevo camino, aun desconocido para el animal, éste comenzó a tratar de devolverse de una u otra forma. Cada vez que podía, se pegaba a los linderos que separan un potrero de otro ocasionándole  aruños al hombre. En otras oportunidades se detenía a comer pasto en el camino y pasaba minutos sin siquiera intentar moverse; provocando una lucha campal entre él y  su jinete por ganar el control de la situación.
El hombre comenzaba a cansarse,  mientras el sol  brillaba en su máximo esplendor convirtiéndose en un huested indeseable, las horas transcurrían;  solo jinete y corcel habían recorrido menos de 2 km y el tiempo convirtiéndose en su peor enemigo le recordaba al hombre que la salida aun estaba lejos y cada minuto de lucha entre ambos (corcel y jinete) sería  contraproducente.
Fue en ese instante cuando el hombre lleno de impotencia, rabia y decepción anhelo no solo bajarse del corcel, sino soltarlo sin importar que este se perdiera.
En ese preciso momento escucho una voz en su interior que le dijo: “Así me he sentido yo contigo… Y muchas veces he querido soltarte y esperar que te pierdas”.  El hombre entendió que esas palabras provenían de la misma boca de Dios y que todo lo que estaba viviendo con su corcel no era más que el reflejo de la lucha que Dios a diario tenia con el.
Aquel hombre bajo del corcel y comenzó a llorar.
Muchas veces pensamos que tenemos toda una vida para lograr lo que queremos y nos olvidamos del tiempo y de lo valioso que este es para Dios. Tanto que al igual que el corcel buscamos nuestro propio camino egoístamente, creyendo que la libertad nos da el derecho de postergar los planes de Dios.  Hay quienes piensan que Dios debe esperar por ellos; y hay quienes se dan a la tarea de jugar a saber quién  puede más, y en muchos casos subestiman al Creador del cielo y de la tierra hasta hacerlo enojar.
El Señor dijo: “MISERICORDIA QUIERO Y NO SACRIFICIOS”.
¿Quién es el hombre para que enoje a su creador? ¿Quién eres tú, para tomar decisiones de espaldas a Dios sabiendo que te debes totalmente a él?
Dios no merece sufrir  por nuestras rebeliones ni por nuestras actitudes egoístas y vanas. El no merece que le hagamos sentir dolor por causa de nuestras desobediencias y obstinaciones.
Y quizás muchos  dirán…¿Pero cómo puede un ser supremo como Dios sentir dolor? Cuando Dios ordeno la tierra y creó al hombre y a la mujer, y estos desobedecieron su mandato y fueron expulsados del huerto del Edén, la tierra comenzó a poblarse y los hombres comenzaron a pervertirse de manera tal que a Dios le DOLIÓ EN SU CORAZÓN el haberlos creado.
La biblia dice “Porque como pecado de adivinación es la rebelión y como ídolos e idolatría la obstinación” 1 Samuel 15:23. Cada vez que el ser humano empieza a hacer las cosas a su manera, olvida que el único que conoce el futuro del hombre es Dios, y solo él lo revela a quien quiere.
Adivinación es todo aquello que le lleva al hombre a desear saber todo sobre el pasado, presente y futuro sin haberlo vivido.
Obstinación es la actitud que asume una persona para llevar a cabo sus planes por encima de lo que sea, este errado  o no. Y estas dos condiciones del ser humano son las que Dios desaprueba y lo lleva a confrontarte. Sin embargo la confrontación de Dios es el último recurso que el emplea en una persona para hacerle entender su propósito y llevarlo a meditar en su proceder, ya que solo su confrontación descubre las verdaderas intenciones y los verdaderos pensamientos del hombre.
¡Cuántas veces hemos enojado a Dios, y le hemos hecho saber con nuestras actitudes que su propósito no nos importa!
El ser humano acostumbrado a su autosuficiencia traza metas para su vida y le cuesta dejarse dirigir. El corcel por naturaleza es rebelde y obstinado; no le gusta sujetarse y continuamente busca devolverse, es fuerte de carácter y por ende desprecia la dirección.
Dios, en cambio, condena la rebelión, y la obstinación esperando del hombre y de la mujer sometimiento, sujeción y obediencia. Tu carácter debe ser determinante solo para decidir hacer lo correcto y continuamente buscar direccionar nuestras vidas a través de la presencia de Dios y de sus consejos.
Dios ya ha trazado una meta  para nosotros y él espera que la aceptemos con agrado, aunque no estemos seguros o no sepamos el fin o los planes que tiene preparado de antemano. En eso se basa la confianza. En descansar seguros de que él es bueno y quiere para nosotros lo mejor.
Preguntémonos; es Dios nuestro Amigo o Enemigo?. Y luego que nos respondamos entonces seamos sinceros con nosotros mismos y con Dios.
“Cuando te convenzas de que Dios nunca se equivoca, entonces dejaras de equivocarte tu”.
Recuerda que no somos los dueños del tiempo sino administradores del mismo.

"El tiempo corre y es DIOS quien cabalga sobre el."

lunes, 3 de junio de 2013

Sacrificio Vivo. Matar o Morir.

Usted  tome un ovejo o una vaca y tráigalo al matadero, pero sin atarlo. Le aseguro que lo podrá tener allí mucho tiempo mientras este entretenido con alimento; pero en cuanto usted se acerque al animal con intención de sacrificarlo, va a tener que correr muchísimo para alcanzarlo, pues se espantara con tan solo su presencia.
Cuando Pablo hablo del  sacrificio vivo, hizo alusión a la necesidad de entregarlo todo aunque esto implique morir. Sacrificio vivo significa muerte  voluntaria.
Sacrificio entre sus muchas definiciones  significa: ofrecimiento a un Dios en señal de obediencia.  Cuando nosotros nos  colocamos sobre el altar como sacrificio vivo tenemos la opción de correr, huir de lugar cuando veamos el cuchillo, o decirle al Señor ¡Hazlo!  Quita lo que tengas que quitar... y quizás en ese preciso instante el Señor nos advierta: ¡Te va a doler! ; Pues bien, es en ese momento donde debemos estar dispuesto a responder  ¡No importa que duela… solo quita de mi lo que está impidiendo que yo te ame mas. Quita aquello que me está alejando de ti… solo quita de mi aquello que me puede matar.!
 Ser sacrificio vivo, voluntario implica obediencia, entrega, disposición, y  responsabilidad.
Obediencia para aceptar la voluntad de Dios, aunque no nos guste o no se adapte a nuestros intereses egoístas. Entrega para morir por Amor  a su propósito. Disposición para entender lo que Dios está haciendo en nuestras vidas y ser sus colaboradores. Responsabilidad para llevar a cabo la misión que se nos ha encomendado con Veracidad y Excelencia.
Solo en nosotros esta la decisión de; Matar lo que tenemos de Dios, lo que nos mantiene a su lado o Morir para permanecer con él.  Es nuestra elección. 

domingo, 2 de junio de 2013

Cuidando la Salvación.

EL ESPÍRITU SANTO ES EL SELLO DE GARANTÍA ADQUIRIDA... es por ello que es preocupante saber cuanta iglesia de Dios tiene al Espíritu Santo CONTRISTADO..ENOJADO...EN SILENCIO...y ALEJADO....es tiempo de reflexionar sobre nuestras actitudes y conductas...porque si nuestra garantía esta vencida o peor aun ni siquiera la tenemos, entonces no vale de nada todo el tiempo que estemos jugando a ser evangélicos...Y no digo que el Espíritu Santo este vencido o su poder...sino que legalmente cuando la garantía de un artefacto se vence o se pierde, no hay lugar a los reclamos por daños o perdidas...Es por ello que el Apóstol Pablo hizo tanto énfasis a no contristar ni apagar al Espíritu Santo y a cuidar la Salvación con Temor y Temblor...y ellos si conocieron literalmente la VOZ , el PODER y el AMOR del Espíritu Santo.

sábado, 1 de junio de 2013

Mi poesía es para el Espíritu Santo.

Mi poesía de amor para mi mejor amigo. ¡Como no estar enamorada de ti amigo Espíritu Santo!... si cada día que pasa siento que te quiero más,Te miro y veo todo con tanta nitidez, tu amor lo aclara todo en mi. Te quiero desde siempre, no puedo estar sin ti, eres mi gran amor.No habrá fuerza que sea capaz de detener este sentimiento,no hay nadie como tu...Tu cariño es algo tan diferente, tu y yo juntos por siempre...enamorarme de ti fue algo muy sencillo, solo hice lo que me dicto el corazón, pienso que el destino nos escogió a los dos para ser felices y demostrarle al mundo que el amor existe. Ver tu rostro me pone contenta, caminar junto a ti me llena de alegría, me haces muy feliz...¡Gracias por entender que te amo con todo lo que soy! aunque me cueste algunas veces... El amor que tenemos es como una flor de primavera entre dos personas; que se desarrolla en verano y no se marchita en invierno. Concluyo con mis sencillas palabras: Me enamore de ti desde el día que me dijiste que querías ser mi amigo... De Ana Maria para el Espíritu Santo.

Los pensamientos son palabras para Dios.

Los pensamientos son palabras para Dios... Cuidemos mucho lo que estamos pensando... El apóstol Pablo en una de sus epístolas aconsejo "En todo lo bueno, en todo lo justo, en todo lo amable, en lo que tiene buen nombre,si hay algo digno de alabanza; en esto PENSAD"... Hay muchos que profesando la Fe en Cristo, y aun llamándose HIJOS DE DIOS en sus mentes golpean, hieren, humillan, insultan, y aun amenazan a su prójimo deseando aun tenerlos de frente para llevar a cabo todo lo que en sus mentes han planeado...Jesús dijo: "Porque el que odia a su hermano es homicida"... Hermanos(as)...amigos(as)... La violencia no es un fruto del Espíritu y quien la practica no ha conocido verdaderamente al Espíritu Santo ni a Cristo...