En la primera parte de este
artículo hablé acerca de la historia de dos mujeres del reino de Media y de
Persia, que llegaron a incidir considerablemente en la conducta de un hombre
cuyo carácter era extremadamente fuerte. Hablo de la Reina Vasti y de la
Reina Ester.
A pesar de la belleza física de
estas dos mujeres, lo que predominó en la transformación de este Rey fue la
entrega de Ester al Dios de sus padres;
Jehová de los Ejércitos, y aunque no se habla directamente de Él en el Libro de Ester, el cual se encuentra en la Biblia, hay muestras claras de su participación silenciosa en este escenario monárquico tan
cargado de conflictos, drama y decisiones difíciles.
La Reina Ester no se confió en su
belleza, ni menos en su inteligencia; considerando que el Rey Asuero estaba
acostumbrado a deleitarse en la belleza femenina, y al cual su arrogancia no le
permitía ver a nadie más inteligente que a sí mismo. Sin embargo dos virtudes resaltaron en Ester hasta llamar la atención del Rey, y fueron su
silencio y su paciencia.
La biblia resalta en el Libro de
Ester su carácter y templanza. El que fuera una mujer callada hacía que se
ganara el favor de toda la corte, y su templanza la manifestó en el momento más
crítico para sus conciudadanos judíos, y con gallardía tomo decisiones que
pudieron costarle la vida.
Todo eso lo hizo una mujer
enamorada. Fue en su silencio que Ester aprendió a amar a su esposo que era el
Rey. ¿Fue fácil? Por supuesto que no. No debe ser fácil para una esposa enamorada
tener que compartir a su esposo con otras mujeres tan hermosas o más que ella.
Tener que esperar hasta ser
llamada para poder abrazar, acariciar o besar a su esposo. Podían pasar semanas y hasta meses en el silencio de su alma; pero en la ruidosa faena de su
responsabilidad que como Reina tenia. Solo una vida de oración y una entrega
ferviente a Jehová le llevo a soportar esa difícil situación.

Pero muchos no tomamos la medida
que tomo esta mujer enamorada. No decidimos buscar a nuestro Padre y pedirle
que nos revele al amado. Muchos somos
orgullosos y confiamos en nuestras propias
capacidades; y eso no está mal, el problema empieza cuando decidimos apoyarnos
en nuestra propia prudencia y en nuestra autosuficiencia y nos olvidamos de ir
al que todo lo sabe y todo lo ve. Yo me atrevo a asegurar que todos los pasos
que la Reina Ester dio para acercarse al rey; su esposo el día indicado y a la
hora indicada, fue una revelación de Jehová Dios.
No bastó solamente los ayunos de
ellas ni sus criadas; no basto el ayuno de todos los judíos; lo que realmente bastó fue la decisión que
Ester tomó de apartarse de toda su cotidianidad para esperar la estrategia que Jehová Dios tenia. Se estaba enfrentando
a un hombre Poderoso en Susa Capital del reino; un hombre a quien el Rey amaba
y en quien confiaba plenamente, un hombre cruel y sanguinario a quien no le
importaba exterminar a una raza por simple placer, un hombre astuto. Desde la antigüedad
cuando leemos los libros de Génesis, Éxodo, Jueces, incluso Reyes; vemos como
Dios interviene en los conflictos que Israel tiene con las Naciones vecinas
hasta el punto de hacerlos suyos, y de dar las estrategias para vencer a sus
enemigos y de paso le da la ayudadita en algunos casos.
No solo Jehová Dios intervino en
el insomnio del Rey Asuero; no solo intervino en la presentación de Ester ante
el Rey sin ser llamada, sino que intervino en la confrontación que tuvo la
reina Ester con Aman, y de cómo éste cayó desfallecido ante el lecho de la
Reina haciendo que el Rey lo catalogara como un violador, sentenciándolo a la
horca.
Ester como reina amó a su esposo,
pero también amó al pueblo de su Dios. Y cuando amamos estamos dispuestos a
hacer todo lo que sea necesario por aquellos a quienes hacemos dignos de
nuestro amor. El Rey Asuero amó tanto a Ester que su corazón empezó a
cambiar. La reina Ester amó tanto a Jehová
Dios que estuvo dispuesta a morir por su
pueblo de origen.
Dios nos amó tanto que fue capaz
de entregar a su único hijo al vituperio y al quebranto inhumano del cual sería
objeto. Nuestro Señor Jesucristo nos amó tanto como creación de Dios que se dio
a sí mismo y sufrió en silencio los dolores de la Muerte. Es el Amor el único que
nos lleva a cambiar.
Es nuestro Amor por Dios el que nos
llevara a ser diferentes en medio de un mundo contaminado. Es el Amor que
sentimos por Cristo lo que nos llevara a buscarlo y esperar en su presencia el
tiempo que sea necesario, al igual que; nos llevara a cambiar nuestras actitudes y solo enamorados
podremos estar dispuestos incluso a morir por él; para agradarle.
Cuando Jesús después de la resurrección se dirigió al Apóstol Pedro lo primero que le pregunto fue: Pedro; ¿me amas?. Tres veces se lo preguntó hasta el punto de entristecerle y llevarle a responder: Señor, tu lo conoces todo... tu sabes que te amo.
Pero éste mismo Pedro que le estaba asegurando al Señor Jesucristo que lo amaba, era el mismo que días antes lo había negado TRES VECES delante de todos los judíos cuando se llevaron a Jesús para enjuiciarlo. Jesús sabia que Pedro lo amaba, pero ésto no era suficiente. Ahora Pedro tenia que demostrárselo. Y así como lo negó por miedo a morir, ahora tenia que demostrar su amor por cristo apacentando a su rebaño; que no eran mas que los hombres y mujeres que se convertirían mas adelante al evangelio de Jesucristo y por el cual recibirían persecución y muerte.
Debemos estar atentos a la petición de nuestro amado Señor para demostrarle que lo amamos.
Cuando Jesús después de la resurrección se dirigió al Apóstol Pedro lo primero que le pregunto fue: Pedro; ¿me amas?. Tres veces se lo preguntó hasta el punto de entristecerle y llevarle a responder: Señor, tu lo conoces todo... tu sabes que te amo.
Pero éste mismo Pedro que le estaba asegurando al Señor Jesucristo que lo amaba, era el mismo que días antes lo había negado TRES VECES delante de todos los judíos cuando se llevaron a Jesús para enjuiciarlo. Jesús sabia que Pedro lo amaba, pero ésto no era suficiente. Ahora Pedro tenia que demostrárselo. Y así como lo negó por miedo a morir, ahora tenia que demostrar su amor por cristo apacentando a su rebaño; que no eran mas que los hombres y mujeres que se convertirían mas adelante al evangelio de Jesucristo y por el cual recibirían persecución y muerte.
Debemos estar atentos a la petición de nuestro amado Señor para demostrarle que lo amamos.
¿Que estaríamos dispuestos a
hacer para demostrarle nuestro Amor a Cristo Jesús?
La respuesta a esta pregunta solo
la tiene un corazón enamorado.
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Redacción: Ana Maria Melean
Diseño y Fotografía: Jesús Baldonedo