Es increíble imaginar todo el mal
que puede sobrevenir por tan solo una desobediencia. Meditaba yo acerca de la
famosa cadena alimenticia del reino animal, y pude entender el porqué de la agresividad de los animales, y recordé
lo que la biblia dice de ello. En el libro Génesis capitulo 1 versículos 29 al 31 se especifica
claramente el plan de alimentación de Dios. 29.- Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da
semilla, que está sobre toda la tierra,
y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. 30.- Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo
que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será
para comer. Y fue así. 31.- Y
vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue
la tarde y la mañana el sexto día.
Entonces; aquí tenemos el primer
indicio de que la llamada cadena alimenticia no fue un plan de Dios; sino la
consecuencia de una maldición producida por la desobediencia de un hombre y una
mujer. Cuando Dios les exhorta por el error cometido en el huerto de Edén, les
dice claramente “Maldita será la tierra por tu causa” Génesis 3:17. Ahora esa
tierra hermosa, verde y húmeda que Dios había preparado para el hombre y la
mujer, se tornaría con el pasar del tiempo en una tierra incolora, árida e
improductiva; pues en los planes de Dios el espino y los abrojos nunca
estuvieron, pero ahora por causa de ellos la tierra estaba obligada a alterar
su producción. La ventaja que nos regala la historia es que; nos permite conocer el
porqué de las cosas que nos suceden, y el cómo se puede modificar. En el huerto muchas cosas fueron
alteradas, entre ellos la alimentación, la paz y las relaciones
interpersonales. Me llama mucho la
atención esta verdad que había pasado desapercibida por mis ojos por muchísimos
años, y es que no solo Adán y Eva fueron echados del huerto, sino también los
animales que Dios había creado para hacerle compañía a él y lo mantuvieran
ocupado. Imagino por un momento a Adán y a Eva mirando todo lo que dejaban
atrás, los árboles frutales, el verdor y el olor de los pastos humedecidos por
los cuatro grandes ríos que regaban el huerto, y la paz que les producía el
estar ahí. Ahora todo sería diferente; tendrían que enfrentarse a una serie de
eventos propios de una tierra maldita, es decir; las plantas desconocidas hasta
ese momento para el hombre, la agresividad de los animales y las bestias que
Dios había creado, en las cuales estuvo el temor de Adán cuando era señor de
esa creación, pero que ahora esas bestias desconocerían por causa de la caída,
y por supuesto el molesto sudor que extrapolaría el mal humor propio de una
naturaleza pecaminosa. Es increíble pensar como de la noche a la mañana se
puede pasar de un estado de confort a uno de angustia y dolor, pasar de la
riqueza literal a la pobreza inminente. Es como pasar de ser el dueño de tu
propia empresa para ser el empleado de alguien más, devengando un salario
mínimo para completar. Y es que no solo el hombre estaba en esa penosa
situación, sino los animales también, ya que se
acababa la paz para toda la creación, porque ahora se despertaría el
instinto asesino en los animales que les obligaría a declarar entre ellos
mismos la cacería por la supervivencia. Y no solo entre ellos como reino
animal, sino que ahora la guerra era entre animales-humanos, y viceversa. Más
tarde el hombre terminaría cazando la vida de los de su raza por envidia, odio
y placer como les aconteció a los dos hijos de Adán según lo relata el libro
Génesis de la biblia en su capítulo 4 versículo 8 “Y dijo Caín a su hermano
Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se
levanto contra su hermano Abel, y lo mato.” De ahí en adelante el homicidio fue
el pan de cada día en la vida de los hombres que habitaban la tierra, hasta que
Dios en su dolor y justicia trajo el diluvio y quito de la faz de la tierra a
los animales y a los humanos; ¿Por qué? Porque como lo describe el apóstol
Pablo en la epístola a los romanos “los hombres conociendo a Dios no lo
honraron, sino que detuvieron con injusticia la verdad, no le glorificaron ni
le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio
corazón fue entenebrecido, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanzas de imagen de hombre
corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles; deshonraron entre si sus
propios cuerpos, honrando a las criaturas antes que al creador de
ellos”(Romanos 1:18-25) pero en cuya
infinita misericordia decidió escoger a un hombre y una mujer, con sus hijos y
nueras, y un par de animales de cada especie para llenar la tierra que él había
inundado. Por eso; hoy más que nunca estoy convencida de que, por
mucho que la inundación toque nuestras vidas, Dios siempre tiene un plan. Si
es cierto, que Dios le daba a la raza humana la oportunidad de caminar con Él
en el principio de la obediencia, también es cierto que la raza humana tendría
que aprender a amar y a temer a Dios en un mundo bajo maldición.
Dios restaura su comunión con la raza
humana nuevamente, reanudando el pacto adámico que hizo en el huerto de Edén y
concediéndole dicho pacto a Noé, según la biblia en el libro Génesis capitulo 9
versículos 1 al 3. 1.- Bendijo Dios a
Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra.
2.- El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y
sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en
todos los peces del mar; en vuestras manos son entregados. 3.- Todo lo que se
mueve y vive, os será para mantenimiento, así como las legumbres y plantas
verdes, os lo he dado todo. Ahora bien; en el proceso de repoblar el orden
creado que Dios había juzgado con destrucción, Noé se encontró con un nuevo mundo, en el que la longevidad
de la vida humana comenzó de inmediato a disminuir, ya que la tierra estaba
sometida a tempestades y a un clima severo, calor-frio, actividad sísmica y
desastres naturales. Por otra parte la relación del hombre con los animales
parece haber sufrido un cambio, en cuanto a que el hombre queda libre para
comer animales para su sustento.
De una u otra razón, ya la vida
en la tierra cada día se alejaba mas del orden original que Dios estableció
en Edén, y es ahí cuando Dios se plantea
un plan magnifico. El traslado del hombre de la condición inestable y
pecaminosa a la condición de hijo. Entendía yo esta mañana mientras meditaba en
el edén, que cuan imprescindible es salir de un estado desordenado para
establecernos en el orden requerido. Al pueblo de Israel Dios tuvo que
trasladarlos del mayor imperio de ese entonces llamado Egipto, para que dejaran
de verse, pensar y actuar como esclavos; y se determinaran a cumplir el
propósito de Dios de ser dueños de una tierra que se les había heredado.
Entendemos que como seres humanos somos muy habituales, es parte de nuestra
esencia, que por demás nos fue heredada de nuestros padres y antepasados, lo
cual nos hace vivir de acuerdo a patrones conductuales mas en decadencia que en
fructificación.
Es por ello, que la idea de ser trasladados, que se origino en
la mente de Dios y cuya ejecución se estableció en la cruz del calvario; marco
por todas las edades un antes y un después para toda la raza humana y para toda
la creación universal. En la biblia el apóstol Pablo le escribe a la iglesia
que está en Colosas lo siguiente: “El cual nos ha librado de la potestad de las
tinieblas, y trasladado al reino de
su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados”
Colosenses 1:13-14. De eso se trata la vida nueva en Cristo Jesús; y es
maravilloso cuando nos apercibimos de este regalo que Dios nos dio como seres
humanos. ¿Cómo crees tú que se siente un indigente; que vive debajo de un
puente, mal oliente y hambriento; cuando un hombre muy rico se le acerca y lo
traslada a una mansión donde será bañado, vestido, perfumado, y alimentado
correcta y abundantemente? Ahora ahondando un poco más, imaginemos la
diferencia de estar en un lugar expuesto al peligro de su entorno, de la
enfermedad y hasta la muerte, en comparación con la seguridad, y la paz que te
está brindando un adecuado traslado; que por demás todo ser humano no importando su status
social desea, merece y necesita. Y tú, amado lector quizás te dirás; ¡nunca he
sido un mendigo! O ¡estoy en la cúspide
de mi carrera!; pero te pregunto: ¿Eres feliz? ¿Te levantas cada mañana con una
sensación de que te falta algo, pero no sabes qué es? ¿Sientes que tu mundo
está al revés? Te tengo la respuesta. Necesitas el traslado. Y solo Cristo
Jesús puede llevarte al lugar que el diseño para ti; de vuelta al Edén al cual
pertenecemos, donde hay paz, alimentación sana y balanceada, donde tu relación
con Dios es restaurada. Dice la biblia en el libro Colosenses capitulo 1
versículos 15 al 22 lo siguiente: “Él
(Cristo) es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación,
porque en él fueron creadas todas las
cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e
invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo
fue creado por medio de él para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas
las cosas en el subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él
que es el principio, el primogénito de entre los muertos; para que en todo
tenga la preeminencia; por cuanto agrado al Padre que en él habitase toda
plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que
están en la tierra como las que están en los cielos; haciendo la paz mediante
la sangre de su cruz. Y a vosotros (la raza humana) también, que erais en otro
tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha
reconciliado en su cuerpo de muerte, para presentaros santos y sin mancha e
irreprensibles delante de él, si en verdad permanecéis fundados y firmes en la
fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se
predica en toda la creación que está debajo del cielo, del cual yo Pablo fui
hecho ministro” Que maravillosa noticia les da este apóstol a los hombres y
mujeres de Colosas: “Ustedes han sido trasladados de un reino
maléfico,(tinieblas) al reino de su hijo; el de las buenas noticias”, y luego
comienza a describir lo afortunados que son de permanecer firmes en esta
esperanza redentora y salvadora.
Ya es
un hecho real que nuestra condición delante de Dios es otra, y que ahora somos
hijos, por medio de la adopción en Cristo Jesús.
Por la
desobediencia de un hombre (Adán) fuimos trasladados de la bendición a la
maldición; pero por la obediencia de un hombre (Cristo Jesús) se nos traslado
al Edén otra vez. (Romanos 5:19).
Si quieres ser trasladado a la bendición; el carruaje ya está listo. La
Fe en Cristo Jesús te llevara al lugar donde mereces estar por su Gracia.