jueves, 4 de enero de 2018

Correré a tu encuentro.


¿Quién no desea escuchar una canción nupcial, cuya protagonista seas tú misma? Son muchas las doncellas que sueñan con un príncipe como esposo, y convertirse en la princesa de un buen hombre.  Aunque para nuestra sociedad actual el matrimonio parece que ha perdido valor e importancia, veremos a continuación en el Libro de Cantar de los Cantares lo que el matrimonio representa para Dios y para su pueblo escogido, incluyendo a la Iglesia de Jesucristo; es decir, el creyente.  El capitulo 5: 2 al 8 dice lo siguiente:
Yo dormía, pero mi corazón velaba. Es la voz de mi amado que llama: Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía, porque mi cabeza está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche.
Me he desnudado de mi ropa; ¿Cómo me he de vestir? He lavado mis pies ¿Cómo los he de ensuciar? Mi amado metió su mano por la ventanilla, y mi corazón se conmovió dentro de mí.
Yo me levante para abrir a mi amado, y mis manos gotearon mirra, y mis dedos mirra que corría sobre las manecillas del cerrojo. Abrí  yo a mi amado; pero mi amado se había ido, había ya pasado; y tras su hablar salió mi alma. Lo busqué y no lo hallé. Lo llamé y no me respondió.
Me hallaron los guardas que rondan la ciudad; me golpearon, me hirieron; me quitaron mi manto de encima los guardas de los muros.
Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si halláis a mi amado, que le hagáis saber que estoy enferma de amor.
Salomón, quien reino sobre el reino unido de Israel 40 años (971-931 A.C) aparece siete veces  por nombre en el Libro de Cantar de los Cantares a la luz de sus habilidades de escritor, capacidad musical y el sentido de autoría sin dedicación.
Dos personas dominan ésta dramática canción de amor de la vida real. Salomón cuyo reinado es mencionado 5 veces, aparece como el amado y la doncella sunamita lo más probable es que haya sido una residente de Sunem, una región ubicada 4.8 km al Norte de Jesrel en la parte baja de Galilea. Aunque algunos sugieren que esta joven es la hija del faraón de Egipto (1 Reyes 3:1) el canto no provee evidencia para ésta conclusión. Otros  por el contrario favorecen a Abisag, la sunamita que cuido del Rey David en su vejez, cuya familia posiblemente había sido contratada por Salomón. Esta joven habría sido la primera esposa de Salomón antes que él pecara y añadiera a su vida 699 esposas más y 300 concubinas.
Lo que me llama la atención de este pasaje es que luego que esta joven se casa con un Rey, cuyas ocupaciones eran numerosas, por causa de sus constantes viajes ya que era un hombre  reconocido por su sabiduría, comienza a experimentar el desinterés en su relación. Quizás en cada viaje él demoraba meses y por eso ella acostumbrada a dormir sola, se fue alejando de ese primer ensueño o deseo de cercanía con su esposo. Es probable que Salomón llego antes de lo esperado, quizás con el deseo de sorprenderla, pues lo hizo ya muy tarde en la noche según Cantares 5:2, pero aunque ella dormía, pudo escuchar entre su ensueño la voz de su amado que llamaba; y en  su costumbre de no despertar a esa hora de la noche, la llevo a buscar excusas para no levantarse. Adormecida se preguntaba ¿Cómo me he de levantar? ¿Cómo me he de vestir? Mi pregunta es: ¿Acaso una recién casada necesita cubrir su desnudez ante su esposo, y más cuando éste viene de lejos a su encuentro? Salomon aun así, en medio del rocío de la media noche, cansado de esa larga faena del día, de atender tantos asuntos concernientes al reino nada fáciles, por cierto; metió la mano por la ventanilla, para levantar la cortina y verla. Cada vez que leo este pasaje Cantares 5:4  se conmueve todo mi ser. ¡Qué amor tan maravillosos! el que éste Rey sentía por esta mujer. La observo tan adormecida aun en su cama, que se fue, quizás a una de sus cámaras del palacio real. Y es  ahí cuando ella se conmueve y reacciona; pero es tarde. Su amado se ha ido.
Hay un refrán popular muy viejo que dice: “nadie sabe lo que tiene; hasta que lo pierde” Y son muchas las historias que una escucha acerca de personas que perdieron magníficos matrimonios, empleos, oportunidades de ascensos, y grandes logros personales, aun amistades de años por el simple hecho de no valorar lo que tenían en ese momento. Algo que he aprendido en estos últimos años es que hay personas que solo llegaran a estar en nuestras vidas una sola vez; porque inclusive, si nos dieran la oportunidad de conocer personas con mas ingenio y  mejor status social que las que tenemos tan cercanas a nosotros en este momento, nada se igualara al hecho de que; el regalo que Dios nos ha dado con tenerlos tan cerca es lo que marca la diferencia en nuestras vidas, porque hay oportunidades que solo se presentan una vez,  y es muy triste que a veces pasen tan desapercibidas a nuestro lado. Considero que el enemigo número uno de las grandes y maravillosas relaciones perdurables en el tiempo y la distancia es el ego; ya que como seres humanos nos convencemos a nosotros mismos que todo lo que tenemos es porque lo merecemos, y de paso aquellos que nos tienen a nosotros en sus vidas son privilegiados. Eso a menudo hace que en la relaciones interpersonales estemos siempre más dispuestos a recibir que a dar.
Éste es un buen momento para realizarnos la siguiente pregunta: ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo inusual, por la persona amada al punto de que eso representara un sacrificio para tu tiempo y tu ego?  Y cuando hablo de persona amada me refiero a aquella que sabemos que merece lo mejor de nosotros, por todo el tiempo que ha estado en nuestra vida de manera incondicional.  Cuando veo transcurrir los días por demás tan tecnológicos, me siento nostálgica porque quisiera ver estallidos de locura en un parque donde estén muchos amigos contándose historias cargadas de muchas risas; o me gustaría pasar por un restaurante o feria de comida y ver a un hombre de rodillas pidiéndole matrimonio a su novia ante la mirada sorpresiva de todos los comensales y curiosos que por ahí transitan. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo loco como gritarle ¡te amoooooo! a tu mami o papi, a tus hijos o a tu esposa-esposo o quizás ¿porque no?, a un gran amigo-amiga? De eso se trata la vida, de hacer cosas maravillosas por las personas que siempre han estado en nuestras vidas de manera incondicional, y créeme cuando te digo que esos son los momentos que nosotros extrañaremos el día que sepamos que tendremos que partir.

La chica de este pasaje bíblico se dejo ganar por el ego. Ser la esposa de un gran Rey la llenaba de grandes privilegios; y Salomon era por demás un Rey bastante romántico y con dotes de conquistador lo que hacía de esta joven sunamita una de las pocas en el reino con semejante tesoro; pero ella se confió, y cuando su amante esposo vino a su casa ella no lo quiso recibir, porque para ella sus pies limpios representaban una mayor prioridad. Cuando por fin reacciono;  (porque Dios siempre les da al hombre y la mujer la oportunidad de tener acceso a su buen juicio), ya era muy tarde; Salomon se había ido, y cuando ella salió a buscarle lo único que encontró fue una paliza de parte de unos guardas que no la reconocieron. Es lamentable ver como hombres y mujeres perdieron grandes parejas porque sus amigos, familias, empleos y deseos propios representaban su mayor prioridad.  Siempre las rupturas van a dejar los hematomas de una gran paliza en nuestro corazón, pero lo más doloroso es que hay rupturas que nunca más podrán repararse.  La Biblia registra que  ésta fue la única vez que el Rey Salomon hizo una manifestación tan esplendida de su amor por una mujer, ya que fue la única de sus bodas que quedo registrada; pero la historia relata que este rey tuvo  699 esposas y 300 concubinas las cuales lo sedujeron, y lo llevaron a dejar la ley de Jehová Dios y de inclinarse a las pretensiones idolátricas de ellas, trayendo como consecuencias devastaciones en su reinado y una gran división en el reino.
Otra historia semejante fue la del Rey David, padre de Salomon con su esposa Mical, hija del rey Saúl. David mata a Goliat y había una recompensa por ello, entre las cuales se encontraba la hija mayor del rey Saúl llamada Merab, pero al tiempo de cobrar la recompensa prometida, Saúl molesto con David por haber recibido los meritos de la batalla, le entrega  su hija Merab a un hombre llamado Adriel; sin embargo Mical la segunda hija del rey estaba enamorada de David, de modo que su padre se la entregó por una dote de cien prepucios de filisteos. David no solo mató cien filisteos, sino que aumento la suma a doscientos prepucios para demostrar que era digno de la hija del rey. Ahora bien esta joven luego de todos estos acontecimientos, menosprecia a David en su corazón, porque lo vio danzando y alabando a Dios sin sus ropas reales (2 Samuel 6:16).  Considero que ser esposa de un hombre como David  era un privilegio, además de que el motivo de su alegría se debía a que por fin sus días de persecución por parte de Saúl  habían terminado Dios estaba confirmando su reino, y tener el Arca del Pacto de Jehová en Jerusalén la capital del Reino de David lo hacía más conmemorativo; entonces ¿porque botar a la basura tanto privilegio? El ego, el ¡qué dirán nuestras amistades! Ella consideró que la desenfrenada danza gozosa de David era una conducta improcedente para la dignidad  y gravedad de un rey porque le exponía en algunas maneras. Pero la actitud de esta mujer la llevo a perder la bendición en su hogar, ya que David deseaba el mismo inevitable éxito de parte del Señor como el que se había experimentado en la casa de Obed-edom (ya que mientras el arca estuvo tres meses en la casa de Obed-edom Jehová bendijo su casa y a toda su familia. 2 Samuel 6:11).  Pero la actitud de Mical frustró la bendición en aquel tiempo, ya que fuera porque David dejo de tener relaciones maritales con ella o que el Señor la disciplinara por su menosprecio de David, Mical no tuvo hijos. En los tiempos del Antiguo Testamento era un estigma quedar sin hijos. La esterilidad de Mical le impidió dar un sucesor para el trono de David procedente de la familia de Saúl. (2 Samuel 6:20-23).
El Señor dijo: “Buscad a Jehová mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto esta cercano”. Considero que la relación más importante que el ser humano debe cuidar es la de Dios. Un predicador y gran amigo llamado José Consuegra dijo en una de sus predicaciones: “Hay creyentes que vienen a los servicios los martes y los domingos, pero en su intimidad dejan a Dios esperando” Esa frase me transmitió mucha tristeza, porque realmente hay quienes menosprecian a Dios en sus corazones, buscándolo solo en momentos de angustia o de aflicción; pero nunca en momentos de alegría. Es decir; lo buscan de manera interesada, y no se dan por enterados que tener a Dios cerca es un gran privilegio.
Las grandes relaciones deben valorarse, y sobre todo cuidarse y protegerse. No somos nada ni nadie sin tener a quien amar. Ser amados es importante pero lo más fundamental es saber amar, porque siempre es mejor dar que recibir.

Por eso correré a tu encuentro; para no perderte.

1 comentario:

  1. Excelente llamado a nuestros corazones, profeta. Dios nos conceda esas necesarias y urgentes segundas oportunidades, para no hacer esperar a Aquel que merece toda nuestra diligencia para pasar el tiempo q El nos demande en lo mas intimo... te bendigo, Hna!

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Redacción: Ana Maria Melean
Diseño y Fotografía: Jesús Baldonedo