Dice la escritura en Deuteronomio 28:7 Jehova derrotara a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un camino
saldrán contra ti, pero por siete caminos huirán de ti” y me levante con esa
palabra, porque pensé en alguien que estaba corriendo un riesgo enorme y oraba
para que Dios enviara ángeles a su alrededor a proteger su vida; en ese preciso
instante el Espíritu Santo me hablaba del ¿porque un enemigo huiría por siete
caminos?. Resulta que el siete en la biblia representa Plenitud y descanso. “y al séptimo día reposo Dios de toda su obra
y lo santificó” Génesis 2:3.
También al pueblo de Israel
Jehová Dios le dio la orden de trabajar seis días a la semana, pero guardaras
el séptimo día y lo santificaras para mí. Éxodo 23:12 Y se le llamo el día de Reposo. También se le ordeno al pueblo de Israel
trabajar la tierra seis año y al séptimo año la liberarían de todo su trabajo,
al igual que al esclavo, de modo que la tierra reposaría al séptimo año y no
sería labrada. Éxodo 23:11 Cuando meditaba entonces
en “por un camino saldrán contra ti, pero por siete caminos huirán de ti”
entendí que aunque las dificultades vengan
contra ti para afligirte hasta cansarte, Dios ha establecido siete
oportunidades para que huyan de tu vida. Y lo más resaltante es que siete son
los días de la semana; por lo tanto cada día de la semana Dios abre camino para
que las dificultades, los problemas, adversidades huyan de nuestras vidas.
Siete caminos, siete días, siete oportunidades para recibir descanso y ser
libres. No podemos permitir por la incredulidad, que las dificultades,
enfermedades y problemas que vengan a afligirnos duren más de siete días en
nuestras vidas, y en nuestros hogares, porque los entendidos serán apercibidos
del ¿por qué? de la situación y tomaran la decisión de accionar la fe, la
palabra y provocar que el viento del oeste llamado Favonio cambie las circunstancias a nuestro
favor a través de la oración. Éxodo 10:19 Este viento cambio las circunstancias de Egipto porque arraso con las langostas que estaban destruyendo las cosechas. Es necesario que identifiquemos las langostas que están dañando nuestros campos llámense financieros, familiares, ministeriales; y para eso necesitamos la revelación de Dios.
Génesis 24:15-18.
(15) Entonces Moisés subió al monte, y una nube
cubrió el monte. (16) Y la gloria de Jehová reposo sobre el monte Sinaí, y la
nube lo cubrió por seis días; y al séptimo día llamo a Moisés de en medio de la
nube. (17) Y la apariencia de la gloria de
Jehová era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, a los ojos de
los hijos de Israel. (18) Y entro Moisés en medio de la nube, y subió al monte;
y estuvo Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches.
Me llama la atención el versículo
16 de este capítulo porque resalta el séptimo día. Y algo que debemos tener
claro es que en la Biblia, puesto que es un libro inspirado por el Espíritu
Santo nada ocurre por casualidad; todo tiene una causa y un sentido que rompe
toda lógica, y todo argumento humano. La pregunta es ¿Por qué Jehová Dios no
llamo a Moisés al tercer día, o al quinto o sexto día desde la nube; sino que
espero el séptimo día para llamarlo a entrar y reunirse con él? Aquí fue donde
me cayó el maní, como dicen muchos; o como digo yo ¡me llego el remazo! Seis
días el hombre trabajaría, estaría ocupado en sus faenas laborales, y esto
traería consigo sus implicaciones tales
como: fastidio, cansancio, preocupaciones, angustias, etc. Pero en el séptimo
día el hombre tenía que evitar realizar toda actividad física y laboral de
manera que se debía dedicar única y exclusivamente a adorar a Jehová, y meditar
en su ley. Dios nos regalo un día para no preocuparnos, para no angustiarnos,
para estar descansados y tranquilos. Y es por ello que en ese día llamo a
Moisés desde la nube. Porque es en la quietud y en el reposo donde podremos
escuchar la voz de Dios. Dios no se comunica con personas cuyas mentes están
atribuladas; y menos puede traer revelación a personas cuyas mentes están
ocupadas en las faenas laborales que giran en torno a sus necesidades
apremiantes como seres humanos. Dios trae revelación solo en aquellos que están
reposados, tranquilos, mentalmente serenos sobre todo cuyos espíritus estén
afables. Porque un espíritu afable produce serenidad en la mente. No concibo la
idea como seres tripartitos que somos espíritu-alma-cuerpo; que una persona
cuyo espíritu este afable por causa de la conexión con el Espíritu Santo de
Dios, pueda a su vez estar atribulado mentalmente, desequilibrado en sus
emociones, desenfocado y distraído haciendo su propia voluntad, dirigido no por
el discernimiento sino por sus instintos, y cuyo cuerpo este desgastándose por
causa del estrés que provoca una división tan severa como esta. Así como Dios
es uno; nosotros estamos llamados a ser uno; no solo como Iglesia de
Jesucristo, sino como templo de Dios. Debe haber una unidad en mi ser interior;
donde mi espíritu-alma en común acuerdo dirigen y gobierna mi cuerpo. Claro
está que cuando el espíritu del creyente se fortalece en el Señor por causa de
la revelación, trae el dominio y gobierno del Espíritu Santo al alma, y tenemos
el caso del rey David cuando le hablaba al alma y le decía: “Alaba alma mía a
Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios” y ésta luego de procesar toda la
revelación se somete voluntariamente, de modo que el cuerpo simplemente por
medio de sus expresiones neurolingüísticas comienza a dar señales de quien está
gobernando. Es necesario tener reposo interno para recibir la revelación de
Dios.
Cuando Dios en la cueva le habla
al profeta Elías y le hace la pregunta del siglo ¿qué haces aquí Elías? Y Elías
le da su súper respuesta, Dios le ordena que salga de la cueva, y se ponga en
el monte delante de Jehová. Pero la primera manifestación de Dios fue por medio
de un grande y poderoso viento que rompía los montes y quebraba las peñas; pero
según Elías ese no era Jehová, luego se manifestó un terremoto, y se dijo Elías
a sí mismo, ese tampoco es Jehová, luego por tercera vez se manifiesta un
fuego y Elías dice definitivamente aquí
tampoco esta Jehová; pero al final vino un silbo apacible y cuando Elías lo
escucho se cubrió el rostro con su manto y Dios hablo con el y le dio
directrices de lo que debía hacer para los días por venir. Ciertamente los tres
fenómenos el viento, el terremoto y el
fuego manifestaban la inminente llegada del Señor; pero la revelación de Dios llego a Elías llego desde el silbo
apacible. 1 de Reyes 19:9-18.
Esta palabra confirma que solo en
la quietud de nuestra vida Dios revelara los misterios de su voluntad. La
pregunta que yo me hacía por mucho tiempo era ¿Por qué no hay revelación como
antes? Y aquí Dios me respondía. El pueblo de Dios en su mayoría esta tan
sumergido en sus faenas laborales, y cuando digo sumergido me refiero a
mentalmente entregados; que ha dejado de lado el séptimo día. El
día más valiosos que el hombre tiene es el de reposo. Y no hablo de un
día literal como lo es el sábado para los judíos; sino del reposo del que habla
el escritor en el libro de Hebreos. El que ha entrado en el reposo de Dios, ha
reposado de todas sus obras. Dios desea hijos que estén apercibidos
espiritualmente de que la nube esta sobre su vida los seis días de la semana,
esperando el séptimo día para ser llamados.,
Y eso solo pasa con los entendidos. Los que han entrado en el reposo de
Dios tienen un espíritu afable y una mente serena, por lo tanto no andan
angustiados sino confiados de que Dios tiene las respuestas a todas las
necesidades o vicisitudes que se presenten.
Siete caminos Dios ha preparado
para que huyan todos los que quieren venir contra ti a atribularte. Siete
oportunidades para tener paz. Pero sobre todo una perfecta oportunidad para
revelarse a tu vida.
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Redacción: Ana Maria Melean
Diseño y Fotografía: Jesús Baldonedo