domingo, 23 de octubre de 2016

El Peso de su Presencia.

  Cada vez que pensamos en la palabra peso nos estremecemos porque para nosotros es sinónimo de carga, conflictos, angustias, etc. Generalmente todo lo pesado produce cansancio; y más, si lo sostienes por mucho tiempo. Siempre me ha gustado ejercitarme en el levantamiento de pesas, ya que esta disciplina te ayuda a desarrollar una resistencia corporal maravillosa. Vemos en las olimpiadas a los atletas en la rama de la Halterofilia; (ejercicio de fuerza pura) quienes compiten por alcanzar el mayor nivel en el levantamiento de pesas; y lo que resalta en esta competición es la resistencia, es decir; el tiempo que tu logres permanecer de pie ante dicho peso. Hago esta ilustración porque a continuación resaltare un hecho que se dio lugar hace miles de años en el río Jordán. Dice la Biblia en el libro de Josué capitulo 3 versículos  14 al 16 que éste río se desbordaba en sus orillas pues estaban en el tiempo de la siega y aun así Dios mando a los sacerdotes  a entrar al río con el Arca del  Pacto sobre sus hombros. Ahora bien, tratemos de cruzar un río crecido con unos diez lingotes de oro puro sobre nuestros hombros y veremos que acontece. Es probable que el peso de los lingotes nos agote y cuando nos enfrentemos al ímpetu de las corrientes estas nos arrastren. El Arca era una caja de madera  que tenía cinco codos y medio entre longitud, anchura, y altura equivalentes a 1,12 mts de longitud, 68 cms de anchura y 68 cms de altura en nuestra actualidad y toda recubierta de oro, además de ello tenía cuatro anillos a sus lados también recubiertos de oro y las dos varas de madera que iban dentro de dichos anillos debían estar recubiertas de oro; en conclusión, diríamos que el peso de esa arca era tremendo y muy valioso. Ahora, ella  iba sobre cuatro sacerdotes; dos delante y dos detrás para ir a donde Dios lo ordenaba con ese peso sobre sus hombros, y como si  esto fuera poco entonces la orden era que los sacerdotes que llevaban el Arca del testimonio debían entrar a las aguas de un río crecido hasta desbordarse en sus orillas para que al hacer esto las aguas fueran divididas y el pueblo que venía detrás pudiera pasar en seco de modo que entraran al territorio que el Señor les daba por heredad. El éxodo empezó cruzando un mar en seco, y así termino, cruzando un río crecido en seco. Ser un sacerdote es una responsabilidad muy grande porque en la antigüedad solo los sacerdotes podían llevar el Arca que representaba la presencia de Dios. Hoy por hoy;  por medio de la sangre de Cristo, Dios a todos los creyente nos ha constituidos Real Sacerdocio y Nación Santa, es decir; que nuestro privilegio es que llevamos la presencia de Dios con nosotros a todo lugar a donde vamos, pero aunque su presencia mora en nosotros por medio de su Espíritu Santo que nos fue dado como garantía de la herencia, el que ese peso este sobre nuestros hombros sacerdotales,  denota una gran responsabilidad de nuestra parte, por causa de los que vienen detrás de nosotros; que son nada más y nada menos que nuestros descendientes.
Detrás de los sacerdotes, entre el pueblo, venían hombre y mujeres con sus niños y jóvenes, gente de guerra y el resto de los Levitas que eran numerosos. La orden era que estos cuatro sacerdotes que llevaban el Arca sobre sus hombros no se movieran del lugar hasta que todo el pueblo pasara. ¿Cuánto tiempo podía durar la travesía? la biblia no lo registra, solo que hasta que no paso el último israelita no salieron los sacerdotes del agua. ¿Qué verdad espiritual contiene este pasaje escriturar para nuestros tiempos actuales? ¡He aquí la respuesta a dicha interrogante!. Cada uno de nosotros tiene un deber fundamental en el Señor, y es;  abrirle paso a nuestras futuras generaciones para que ellos puedan entrar a la tierra que fluye leche y miel, que es Cristo; como nuestra heredad. Tenemos la responsabilidad de heredarle bendición a nuestros hijos, nietos, bisnietos y tataranietos; pero no solo es eso, nuestro deber como Padres en el Señor es activar esas promesas bíblicas para nuestros hijos a fin de que ellos puedan heredarlo a sus hijos y de este modo la antorcha del evangelio de Jesucristo estará encendida en nuestras generaciones hasta que Cristo vuelva por su Iglesia. Dice la Biblia en Isaias 59:19 "Porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehova levantara bandera contra él"” Todos hemos visto de manera personal o en documentales el ímpetu de grandes ríos; y los destrozos que ese ímpetu puede causar, arrasando todo lo que está a su paso. Lo que el Profeta estaba diciendo al pueblo de Israel en ese momento era, que  aunque Satanás viniera con ímpetu a causar estragos en sus vidas el Espíritu Santo produciría una victoria en ellos que se vería levantada como una bandera. Ahora bien; volviendo al pasaje de Josué 3:14-16 nos encontramos que lo único que impidió que esos sacerdotes fueran arrastrados por el ímpetu del Jordán  en ese estado de desbordamiento fue el peso de la Presencia de Dios. Muchos dirán; bueno es que el río se dividió y ellos estaban en seco, pero esto no aconteció hasta que ellos estuvieron firmes dentro del agua. Si ellos no hubieran metido sus pies a ese borde u orilla, el agua jamás se habría detenido como lo hizo de lado a lado. Lo tremendo de un río crecido o desbordado  es que las corrientes te alcanzan aun en sus orillas y por ende basta con que metas tus pies en ellas  para que te arrastre. 

Es el peso de la presencia del Espíritu Santo lo que no ha permitido que seamos arrastrados por todos los males que el enemigo ha producido en nuestra contra. Es el peso de la responsabilidad y del compromiso que tenemos con nuestras generaciones en el Señor lo que debe prevalecer en nuestras vidas en cualquier circunstancia que se presente. Nuestro llamado no ha sido en vano, los dones que el Señor nos ha dado no han sido en vano, los hijos y nietos que el Señor ha dado a muchos no ha sido en vano; es por causa de esas generaciones que aun permanecemos en pie.
Hay un relato en la Biblia que me gusta mucho en el Libro Segundo de Reyes 7:3-8 que habla acerca de cuatro hombres leprosos que, después de haber analizado su situación en Israel decidieron activar el poder del acuerdo y se trasladaron al campamento del ejército Sirio, el cual había sitiado a la ciudad israelita al punto de sumergirla en una terrible hambruna. Pero lo que me gusta de este pasaje es que Dios permite que cada paso que dan los cuatro hombres leprosos se conviertan  en un tropel de caballos, con jinetes de guerra que provocan un pánico tal en el campamento Sirio que huyeron despavoridos dejando tooodas sus pertenencias, comidas, vestidos, y enseres.. Dios en este tiempo está trayendo este mismo caos al campamento enemigo solo por cada paso que tú y yo damos en Fe, Obediencia  y Amor al Señor y a su Obra. ¿Cuál obra? La que Dios está haciendo en tu vida y en mi vida. ¿Quiénes eran los leprosos? Los menospreciados en Israel; los que no encajaban en esa sociedad. Y aunque muchos menosprecien tu llamado, tu servicio a Dios, y te menosprecien como persona; ¡no te preocupes! Dios hará que cada paso tuyo estremezca los cimientos del infierno, y el enemigo tendrá que huir despavorido delante de la presencia del Señor que mora en ti. Satanás en este tiempo esta asombrado, con sus dientes rechinadores porque no puede entender ¿Cómo?  A pesar de tantos ataques que te ha enviado, de tantos conflictos que ha levantado en tu casa, en tu trabajo, y en tu familia, aun;  tú puedas seguir caminando hacia delante en Fe. Y ¿sabes cuál es la respuesta a su interrogante? La encontramos en el Libro de Hebreos 11:27 que dice: "Por la Fe Moisés salio de Egipto no temiendo la ira del Rey porque se sostuvo como viendo al invisible" Hebreos 10:39 “nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen Fe para preservación del alma” Filipenses 4:13 “Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece”. De modo que hoy más que nunca, debemos darle valor al servicio sacerdotal que nos fue encomendado en esta tierra. Hoy más que nunca debemos entender el  ¿Por qué? el peso de su Presencia aun continúa en nosotros y sobre nosotros. Hoy más que nunca debemos hacer vallado y evitar que el fuego del infierno alcance a nuestras generaciones; aun las que no han nacido.

Mientras más  nos ejercitemos en la presencia de Dios; mas resistencia desarrollaremos para enfrentar y vencer a nuestros adversarios espirituales.

¡Es tiempo! de que tu firmeza en la Fe abra paso a todas tus generaciones, y les permita conquistar los territorios que les pertenecen por herencia.

1 comentario:

  1. Excelente...del Peso de Su Presencia Esta Saturada esta Entrada, Ana...Asi es: Vale la Pena Resistir como el Atleta!...Es Hora de que Cada Uno, Como Sacerdote del Altisimo, Honre su Oficio Sacerdotal y Tome el Arca, Tal Como Nos Anima El Espiritu a Traves de Ti, Resistamos en Medio de la Dificultad, Por la Generacion Que Ciertamente Debemos Impulsar a Ocupar Heredades Santas!! -

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Redacción: Ana Maria Melean
Diseño y Fotografía: Jesús Baldonedo