Una mañana sentada en la mesa de mi comedor luego de disfrutar de un rico desayuno, me dispuse a adorar al Señor aun sin tomarme un momento para levantar los platos; y mientras entonaba cánticos que exaltaban su grandeza comencé a ejecutar mi rol de sacerdote y el Espíritu Santo a través de su Ciencia comenzaba a mostrarme motivos por los cuales interceder. Ese momento es tan hermoso porque literalmente comienzas a ver con los ojos de Dios. Mientras yo intercedía pude verme con unos binoculares que son tan necesarios para acercar de manera visual lo que esta a larga distancia, y el Señor me ministraba que eso era el don de Ciencia en el creyente, como binoculares a través del cual se puede ver lo que esta lejos (en el mundo espiritual) completamente cerca.
Considero por los 20 años que tengo en el evangelio intercediendo y ejecutando guerra espiritual que, uno de los dones mas maravillosos con que cuenta el creyente en quien esta un espíritu intercesor, como herramienta para llevar a cabo la labor de sacerdote es la Ciencia de Dios. ¡Que hermosos regalo! Ahora bien, uno de los sentidos que como seres humanos cuidamos de manera categórica es el visual, pues para nosotros la vista es fundamental. A nuestros ojos los maquillamos,los protegemos, los nutrimos, los limpiamos porque ellos nos permiten ver el lugar donde nos movemos y también nos permiten ver los peligros que enfrentamos. Pensar por un segundo en quedar completamente ciegos o con un solo ojo sano nos aterra porque nos da la sensación de quedar inútiles, desprotegidos e inseguros. Por mucho tiempo hemos cantado "Abre mis ojos oh Cristo, yo quiero verte" pero; ¿hemos entendido realmente lo que esta canción significa? Solo la fusión de nosotros con el Señor puede traer una perfecta visión de lo espiritual al plano físico.
He visto creyentes que en medio de la intercesión comienzan a activar su don de Ciencia y Discernimiento, pero por miedo han cerrado los ojos y otros peor aun, contristan al Espíritu Santo diciéndole ¡no me dejes ver! Ahora es contradictorio e hipócrita de nuestra parte cantar en el servicio "Abre mis ojos oh Cristo, yo quiero verte" y luego en medio de la intercesión "No me dejes ver" Cristo no esta dividido; o eres en El o no eres. La intercesión es un rol meramente sacerdotal y el Apóstol Pedro dice: "Vosotros sois Real Sacerdocio" es decir; que nuestro rol es de Reino. Intercedemos ante un Rey justo, compasivo, amoroso, misericordiosos y bueno; es por ello que no querer ver en la intercesión es rechazarle los binoculares al Espíritu Santo, es decirle al Señor ¡no me interesa ver la necesidad que tu deseas mostrarme! Hay gente a nuestro alrededor que tiene necesidades de protectores espirituales, porque están siendo acechados, aturdidos con guarniciones demoníacas y no saben que hacer. Otros en los peores casos ni siquiera se han dado cuenta del peligro que los rodea. Y los únicos que se pueden apercibir de ese peligro son los creyente llamados a la intercesión y guerra espiritual. Cuando nosotros vemos a una persona atravesando una situación difícil y percibimos por la Ciencia de Dios el peligro que esta sobre su vida, lo primero que hacemos es ir ante nuestro Rey con nuestra investidura sacerdotal la cual continuamente debe estar sobre nosotros, para interceder, mediar, suplicar por esa persona apelando a la bondad, misericordia y amor de dicho Rey. Por eso es que el escritor del Libro de los Hebreos hace alusión a este magnifico trabajo en la persona de Cristo como aquel que esta intercediendo por nosotros delante del Padre, el cual se compadece de nuestras debilidades; el cual fue declarado Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec. Ahora bien, el otro sentido que un sacerdote debe cuidar y agudizar por medio de las practica es la audición. Como creyentes nos ocupamos mucho de ese sentido a diario, escuchando las noticias del acontecer en nuestro País, y también los rumores que se levantan en nuestras congregaciones. Por experiencia me atrevo a decir que el 90% de nuestras intercesiones son producidas por lo que escuchamos a nuestro alrededor, ya que somos hábiles en prestarle nuestros oídos a los problemas familiares los cuales nos insta a orar por ellos, y de igual forma lo hacemos por nuestros compañeros laborales, de estudios, y algunos hermanos en la Fe. Pero un sacerdote de Reino debe agudizar su oído espiritual, y Jesús fue un claro y vivo ejemplo de que como seres humanos fusionados con el Espíritu Santo podemos ser dirigidos y capacitados para escuchar el corazón de los que están a nuestro alrededor. Dice la Biblia que Jesús escuchaba el corazón de ellos y por eso no se fiaba de algunos que le seguían (Juan 2:24) El oído espiritual esta amalgamado al Discernimiento de espíritu; ya que este don es el único que revela las verdaderas intenciones de un corazón. Este don desnuda completamente a todo el que se nos acerca con malas o buenas intenciones. Hace algunos meses comencé a escuchar el corazón de una mujer maravillosa, fiel a Dios y a su obra y me llamo la atención porque cada vez que yo me acercaba a ella siempre la veía sonriente, alegre, pero en medio de esa fachada victoriosa podía discernir su verdadero estado anímico y las causas que lo producía.
Me propuse en mi corazón interceder por ella y unirme a su clamor de años, el cual ella nunca me participo; pero lo tremendo fue que lo hice sin notificárselo, pero me alegraba la idea de saberla acompañada en dicha travesía de Fe sin que ella se diera cuenta. Luego de muchas intercesiones en el espíritu por su causa comencé a traerle palabra de Dios que yo recibía por la Ciencia, y es que dicho don me permitía ver lo que Dios tenia preparado para ella y quise percibirla de ello. Al principio ella se reía, luego fui mas allá, retándola a llamar las cosas que no son como si fuesen y; una noche que le hice una pregunta fuerte, con toda su expresión neurolinguistica su corazón me grito lo que su boca no se atrevió a decir. Ella estaba cansada de esperar y casi resuelta a soltar esa petición. Llegue a mi casa del servicio muy adolorida por ella, porque había escuchado su llanto silencioso; ese llanto del corazón que pocos pueden oír y cuyas lagrimas nadie puede ver.
Esas lagrimas de la nobleza; las que ningún Rey deja ver de sus súbditos, esas que ninguna reina muestra en el palacio, pues la nobleza llora en silencio y ese el llanto que conmueve a Dios. El creyente que aun a pesar del dolor y su aflicción interna realiza su trabajo eficazmente en el Reino por amor a su Señor. El creyente noble que mantiene una postura de confianza, y estimula a los débiles a caminar en seguridad y Fe aunque el mismo este a punto de desboronarse pero se apoya en su Señor para no caer. Lo mas hermoso fue que una noche en medio de una ministración de las alabanzas se activo la Ciencia de Dios en mi y pude ver la respuesta de esa petición en camino y la dije porque era para dos mujeres mas ademas de ella. Ella confió y descanso en esa palabra y luego de un mes de haber visto con los binoculares de Dios el regalo que traía su sello de aprobación mi hermosa hermana y amiga en la Fe me da la maravillosa noticia de que esta embarazada. ¡Su petición fue otorgada! Esto solo lo logra la audición espiritual. Hay muchos nobles en nuestro entorno llorando silenciosamente y hay muchos sacerdotes ensordecidos. Hubo un caso en el Antiguo Testamento de ensordecimiento espiritual y fue el del Sacerdote Eli;en el Libro 1 de Samuel. Este hombre juzgo erróneamente a una mujer angustiada por su esterilidad, y el dolor de su corazón era tan grande que llorando delante de Dios lo hacia silenciosamente, dice la biblia que solo movía sus labios pero a causa de su quebranto sus palabras no se escuchaban, y el sacerdote la tuvo por ebria y la reprendió. Solo cuando ella le dijo el motivo de su quebranto fue que el tomo la desicion de bendecirla y despedirla en paz . La compasión debe reinar en el corazón del sacerdote, y uno de los casos mas maravillosos de compasión sacerdotal fue el de Moisés, quien logro evitar en muchas ocasiones juicios destructivos merecidos para el pueblo de Israel y solo porque este maravillosos hombre conocía la bondad y misericordia de Dios y sabia como calmar su enojo. El sacerdote que intercede siempre debe apelar a la compasión, amor, misericordia y justicia de Dios, ya que este no lo hace para obligar a Dios a actuar a su favor, sino para mover el corazón de Dios a favor de aquel por el cual esta intercediendo. Cuando el sacerdote intercede con aguda audición espiritual, es decir; con el discernimiento de espíritu experimenta una empatia tal que se fusiona con el dolor y la necesidad de aquel por el cual esta mediando. Es increíble como el Apóstol Pablo pudo escuchar el gemido de la Creación por la manifestación de los hijos de Dios. Gemido en el original hebreo significa llorar con dolor entrañable, es decir, desde lo mas profundo de tu ser. Es por ello que cuando en la intercesión nos fusionamos tan perfectamente con el Espíritu Santo experimentamos su gemido; lo sentimos, lo vivimos, somos uno con su dolor por el ser humano y esa es la intercesión perfecta.
Ser un Dios milagroso solo le corresponde a El, pero ser sacerdotes compasivos nos corresponde a nosotros.
¡ Aun hay lagrimas de nobleza que enjugar!
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Redacción: Ana Maria Melean
Diseño y Fotografía: Jesús Baldonedo