Luego que Israel
pidió ser como las naciones vecinas, y tener un rey que los gobernara; Dios
levanto hombres para que dirigieran a su pueblo conforme a las leyes que Él
había establecido en el desierto por medio de Moisés. Durante la travesía por
el desierto el único profeta que conoció Israel fue a Moisés. Luego cuando
llegaron y conquistaron la tierra prometida, y se contaminaron con las naciones
que debían arrojar, Dios levanto otros sacerdotes que también hacían el trabajo
del profeta. Pero la contaminación fue tan grande en Israel que aun alcanzo a
los sacerdotes y el único que quedaba con temor de Dios era el Sacerdote Eli,
descendiente de Aarón, hermano de Moisés, de la tribu de Levi.
Por esta razón
Dios produce en una mujer llamada Ana el deseo de tener un hijo, y a su vez
produce en ella el deseo de dedicarlo a Jehová Dios bajo el voto de nazareo; lo
que llevo al niño a vivir desde los tres años en el tabernáculo de reunión. Ya
no había visión ni profecía en ese tiempo, por eso el pueblo vivía en un
desenfreno total. Samuel creció en ese ambiente cargado de contaminación, pero
nunca se contamino. Fue preparado por Eli en todo lo concerniente al servicio
sacerdotal, pero quizás nadie esperaba que Jehová lo preparara como profeta. Después
de Moisés, Samuel fue el segundo en ser
reconocido como profeta; tanto que llego a cumplir simultáneamente el rol de
Sacerdote, Profeta y Juez para la Nación de Israel. Luego de Samuel como el
primer profeta del Reino, se levantaron otros profetas que sirvieron de
consejeros al Rey como lo fue Natán durante el fin del reinado de David y
comienzo del reinado de Salomón.
Como Samuel y Natán;
hubo otros profetas que se dedicaron a exhortar, enseñar y dirigir a la Nación
de Israel; no obstante también hubo muchos profetas que se dedicaron a desviar
el corazón del pueblo por medio de falsas profecías. Y esta situación
desencadeno una lucha entre profetas en ese tiempo que llevo a Jehová Dios a
establecer parámetros en sus profetas, es decir; respaldar con prodigios portentosos y cumplimientos de profecías
al Profeta que Él levantaba.
Es en dicho
escenario que hacen su aparición dos Profetas que además de Moisés, llegaron a mover literalmente el
Poder de Dios. Me refiero a Elías y Eliseo. La situación en la que se
encontraba Israel era demasiado preocupante. Había traspasado el límite del
desorden permitiendo el culto a imágenes paganas que Dios mismo le había
prohibido. Además de ello sus reyes concertaban matrimonios con sacerdotisas,
es decir; doncellas dedicadas y separadas para estos ídolos paganos con el fin
de proyectar Alianzas y así concretar proyectos concernientes a sus reinados.
Por si fuera poco también habían creado un sincretismo espiritual, donde
adoraban a Jehová Dios en el mismo lugar y en la misma forma que lo hacían con
sus dioses paganos. A raíz de esta gran locura Israel se encuentra con un Dios
Celoso, el cual en su indignación detiene la lluvia por tres años en toda la Nación
de Israel evitando las cosechas, y trayendo una devastadora desolación al Rey. Elías
como profeta de Jehová se encuentra con el odio del Rey por causa de la sequia
que, por palabra de Dios él había proferido. Además de esto se enfrenta a la
Reina Jezabel esposa del Rey y Sacerdotisa principal del Templo de Baal, en
monte Carmelo donde obliga a la Nación a decidir servir a Jehová o servir a
Baal. Elías prepara un altar donde realiza el sacrificio conforme a lo
establecido por Dios, y demanda que el Dios que responda con fuego ese sea el Dios
de la Nación de Israel. Luego que Jehová Dios responde con fuego y no solo consume el
holocausto, sino que también lame el agua de la zanja; este profeta toma
cautivo a 400 sacerdotes de Baal y los degüella en presencia de todo el pueblo.
Este hecho trae como consecuencia que Elías huya al desierto por causa de la
reina Jezabel y después de caminar 40 días y 40 noches, equivalentes a 150 km
se encuentra con Jehová para recibir la orden de volver al lugar de donde huía
y ungir a tres hombres hasta el momento desconocidos, como lo era Jehu,
Azael y Eliseo. Los dos primeros serian
mas adelante ungidos como reyes para cumplir un propósito específico; pero el último
de los tres seria ungido como profeta en
lugar de Elías.
En la actualidad
muchos desearían estar en el lugar donde estuvo Eliseo. Ser el siervo de un
profeta de la jerarquía espiritual de Elías, ser enseñado en toda la rama de la
Profecía, experimentar el poder de Elías en su magnitud, y también ser amigo
del profeta. Y digo amigo; porque cuando
tú convives con un siervo de Dios por mucho tiempo día y noche, llegas a
conocerlo de tal modo que te conviertes literalmente en su amigo. Pero
llego el momento de la separación. Eliseo lo sabia, pero aun así no se dejo
intimidar con esa realidad sino que siguió a Elías a donde éste iba, esperando
recibir algo de él en su partida. Yo me puedo imaginar a Eliseo como joven
profeta velando día y noche en la compañía de Elías para ver ese momento donde
seria llevado por Jehová Dios. Cuando Elías le dice a Eliseo Pide lo que
quieras que te de antes de ser quitado
de ti; Eliseo le responde: Te ruego que una
doble porción de tu espíritu sea sobre mí.
¿Para que quieres tú la doble Unción del Espíritu
Santo? ¿Acaso te has hecho esa pregunta? Pero mejor aun ¿Tienes una respuesta
clara? Muchas veces le oramos al Señor y le pedimos la doble unción; pero
cuando Dios pesa las verdaderas intenciones de nuestro corazón acerca de dicha
petición, inmediatamente esa petición es negada. El sistema de Dios al igual
que nuestro actual sistema tecnológico nos rechaza. ¿Porque? Muy sencillo. La
unción de Dios es muy valiosa.
Los hombres en la
antigüedad cuando eran ungidos de parte de Dios lo hacían para llevar a cabo
trabajos específicos PARA DIOS. Eliseo sabia que los mismos enemigos que el
profeta Elías dejaba; se convertirían en sus enemigos a partir del momento que Elías
se fuera con Dios. Elías se iba; pero quedaba el mismo rey, la misma
sacerdotisa, quedaban los mismos adoradores de baal, y ahora el escenario se
profundizaba más, pues ya Elías había alborotado el avispero (como decimos en
criollo) y a Eliseo como joven profeta le tocaba la difícil tarea de matar a
las avispas por completo. La doble
porción la necesitaba Eliseo para enfrentar los obstáculos que ahora se le
presentaban. El Señor Jesús en su humanidad recibió al Espíritu Santo para
llevar a cabo su trabajo durante los tres años que estuvo predicando las buenas
nuevas del reino de Dios.
En el capitulo
61 versículos 1 al 3 del libro del
profeta Isaías se revela claramente el porque Jesús fue ungido por Dios. Jesús
mismo hablo acerca de este capitulo y les dijo: “Hoy se ha cumplido esta
palabra frente a vosotros” La unción no se nos da por Dios para demostrar
que somos sus hijos, Tampoco se nos
entrega para demostrar que somos
más espirituales que otros. La Unción no se nos da para gloriarnos en lo que
hacemos.
La Unción se da con propósito;
y dicho propósito esta descrito de una manera especial en Isaías 61:1-3.Si ese no es el propósito que deseas cumplir como
iglesia entonces no has entendido el precio de la Unción.
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Redacción: Ana Maria Melean
Diseño y Fotografía: Jesús Baldonedo