Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria, y eran
edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por
el Espíritu Santo. Hechos 9:31.
No hay nada más satisfactorio que
hacer una comida que reúna los requisitos indispensables para que obtenga el
gusto, el olor y el color que ameritan los mejores chef, ya que de ello dependerá el disfrute
de los comensales que degustaran de tan exquisito plato.
Del mismo modo que nos
preocupamos por alimentar de manera perfecta nuestro cuerpo disfrutando de
alimentos sanamente preparados, es necesario ocuparnos de darle una alimentación
balanceada a nuestro espíritu, pero; para ello
necesitamos de ciertos ingredientes que harán de nuestro alimento
espiritual una delicia.
A
continuación conoceremos cuatro ingredientes para el crecimiento del creyente.
1) PAZ. Muchos de los que hoy
estamos aquí es porque necesitábamos
paz. Paz viene del término hebreo Shalom. El Apóstol Pablo en
todas sus cartas hacia referencias a la paz. La paz es la ausencia de guerras y
disturbios y puede transmitir la Idea de salud, bienestar y calidad de estar completos.
Salmo 23.
Las ovejas son animales pacíficos
que para poder multiplicarse necesitan estar en estado de comodidad.
Necesitamos desactivar los conflictos en nuestras vidas, debemos mantener el extinguidor activado para
que cuando venga el conflicto lo apaguemos. La gente viene del mundo cargadas de
conflicto y cuando llega a nuestras congregaciones desean beber del arroyo.
No podemos evitar que los conflictos vengan, pero si podemos evitar que
entren a nuestros hogares. Debemos convertirnos en pacificadores.
2) DESARROLLO. El desarrollo
viene debido a la acción de un agente, y el agente de llama Ministerio. Había
un ministerio Apostólico en Pedro quien
comenzó a predicar en muchos pueblos y por eso hubo un crecimiento en todos los
lugares donde se predicaba. El deseo del
Señor es tu desarrollo, tu edificación a fin de que te parezcas más a Jesús.
Mediante la acción del ministerio comenzamos a cambiar, a hablar diferente. Hay
muchos Paradigmas y religiónes que han bloqueado la acción del ministerio. Una
iglesia que se desarrolla crece.
3) EL TEMOR AL SEÑOR. El temor puede ser saludable y permite que la
persona Camine con cautela. Ahora bien el temor del señor es saludable y consiste
en reverencia y por ello es sano. Cuando llegamos en la iglesia, en los sitios
laborales o en nuestros hogares y entendemos que el Señor está ahí, hay
reverencia. Por eso debemos cuidar que nuestras palabras y nuestros hechos no
desagraden al Señor, eso es temor al Señor. El temor a Jehová te mantienen en
santidad y sin santidad nadie le vera.
La falta del temor al Señor va a
desatar ira. 2 crónicas 19:4-10. Las falta del temor a las autoridades puestas
por Dios, como en el caso de Moisés, cuando el pueblo lo atacó y lo cuestionó, Dios les dijo "cuando yo hable con mi
siervo Moisés lo haré cara a cara, ¿Porque
no tuviste temor de hablar contra él?" Cuando hablamos de nuestros
hermanos nos convertimos en homicidas. Cierto grupo fue a orar por una mujer, y
para entrar a la casa debían abrir la puerta con dificultad, ya que tenía
demasiadas cerraduras, cuando entraron y cerraron la puerta comenzando a orar la mujer se endemonió, y una de la hermana
responsable de la ministración salió huyendo despavorida abriendo todas las
cerraduras que difícilmente se podían abrir. No debemos temer al diablo sino a Dios, porque el Ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y
los defiende.
4) EL ESPÍRITU SANTO.
En nuestras vidas debemos tener
el abonar del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo no se moverá en
aquellos que están en condición de pecado. Algo que frena el mover del Espíritu
Santo en la iglesia y en la vida del creyente es el pecado. Lo otro que bloquea
el mover del espíritu Santo es la constricción
por apedreo religioso. Un hombre de Dios llamado Esteban, lleno del poder de
Dios llego a el sanedrín donde se reunían los teólogos y eruditos de la ley, y
este hombre comienza a darle una clase de catecúmenos, hablándole de los
procesos que el pueblo de Israel tuvo por
estorbar el mover de Dios a causa de la envidia, porque fue por envidia que los
hijos de Jacob vendieron a José a Egipto.
¿Cuántas veces hemos matado a
algún hermano o hermana por hablar mal de la congregación? En algún momento
dejamos de ver el mover de Dios y por eso no lo entendemos, y por ignorantes
pecamos apedreando a aquellos en quien
el Espíritu Santo se está moviendo.
Los hombres del sanedrín mataron a Esteban ignorando que
el Señor levantaría a otro que golpearía con mayor fuerza la religión como lo
hizo luego el Apóstol Pablo. Es necesario dejar que el Espíritu Santo se mueva.
Ya no lo tengamos encarcelado impidiendo que explote la bomba que va a permitir
que otros lleguen al Evangelio.
No hay
nada más triste que vivir un Evangelio donde no habita el Espíritu Santo.
David dijo: "Prefiero un Día en tus atrios, que mil fuera de
él" Es necesario dejar que el Espíritu Santo sazone nuestras vidas.