Muchas veces pensamos que
conocemos a alguien por el simple hecho de oír hablar de ella o el. También se
nos hace difícil pensar en algunos casos de cuan necesario es ir mas allá de
una referencia personal.
Esto mismo le sucedió a un hombre
que siendo muy rico y sabio pensó que conocía al que le había dado el poder de
adquirir tales riquezas, hasta que vino a su vida una situación muy difícil que
lo llevo a hacer una exclamación que transformo su vida y aun en estos tiempos
nos lleva a la reflexión. Hablamos de
Job.
En la Biblia nos encontramos un
libro que se hizo famoso por dos razones: 1) Muestra claramente la naturaleza y
el Poder de Jehová Dios. 2) Demuestra que el Ser humano si puede mantener su
integridad en medio de cualquier dificultad por muy dura que ésta sea.
Cuando Job aparece en el
escenario bíblico, lo hace como un hombre rico, vigoroso y saludable, lleno de
posesiones, y sobre todo rodeado de una gran familia. Para esa cultura esas características
eran muestras de que gozaban del favor de Dios. Y no se equivocaban; aun hasta Satanás
lo pensaba y por eso se enardecía de ver como un hombre mortal podía tener
tanto disfrute en su vida, sin que nada malo le aconteciera.
Este aspecto resalta de tal
manera que llama la atención de Jehová Dios y le lleva a preguntarle a Satanás.
¿De dónde vienes? A lo cual satanás
responde: De rodear la tierra, y de andar por ella.
Luego el Señor le hace otra
pregunta: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la
tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios, y apartado del mal? (Job 1:8-9)
He aquí la respuesta que
manifiesta la interrogante del corazón de satanás. ¿Teme Job a Dios de balde? Es
decir; ¿innecesariamente? Para satanás era imposible de creer que un simple Ser
humano pueda temer a Dios si éste no lo mantiene rodeado de su Gracia. Por eso
se atrevió a sugerirle a Dios ¡Quita todo lo que tiene para ver si no te
blasfema en tu rostro!.(Job 2:5)Es increíble entender una verdad espiritual; y es que satanás solo lograba ver el vallado que Dios tenia a todas las posesiones de Job, pero nunca pudo ver lo que se desarrollaba dentro de ese vallado; y era una maravillosa intimidad. Por esta razón es que él (satanás) resalta su idea de que nadie podía amar a Dios a menos que éste le tuviera conquistado con resaltantes riquezas materiales. Satanás nunca vio la adoración de Job; eso le era imposible, por eso el nunca se percato de que al quitarle a Job sus bienes, mantendría su posición inicial. Es importante entender como creyentes, el valor de la Gloria de Dios como vallado sobre nuestras posesiones; porque es lo único que satanás puede ver en nosotros. El no puede escuchar nuestras oraciones intimas, porque él jamas podrá introducirse en lo secreto de Dios. Ahora entendemos porque Jesús hizo énfasis en la oración a puerta cerrada (Mateo 6:6), hablando de la intimidad. Hoy por hoy es nuestra actitud la que define nuestra relación con el Padre, y son nuestras actitudes las que satanás estudia y evalúa, y usa como marco referencial para atacarnos; ¿el objetivo? matar nuestra Fe; porque el sabe que sin ella , no podemos agradar a Dios. Y fue la Fe de Job la que resaltó al final de todas las adversidades orquestadas desde el mismo infierno, "Y esta es la Victoria que ha vencido al mundo, nuestra Fe"( 1 Juan 5:4)
Más sin embargo Dios en su
Justicia jamás extendería su mano para dañar al inocente, y le permitió a satanás
dañar todo lo que Job tenia, menos su vida.
Jehová Dios conocía a Job y sobre
todo pesaba las intenciones de su corazón. Conocía los pensamientos de Job. Este
hombre más que temerle (tenerle miedo) a Dios; lo respetaba. Lo reconocía como
aquel que le había dado todo cuanto tenia. Tenía fama en su ciudad de ser un
hombre justo y temeroso. Aun cuando sus hijos hacían banquete, el luego
sacrificaba ofrendas de expiación por si acaso los jóvenes llevados por los
efectos del vino, cometían algún pecado contra Dios.
Imaginemos el nivel de valor que
Dios representaba para este hombre que resalto entre una multitud hasta llamar
la atención de satanás. Y entonces comenzó la tortura del inocente. Primero le
mata a los criados, luego a los animales y luego a los hijos.; y de `paso que todos los
que traían la noticia dijeran “fuego cayó del cielo”, atribuyendo esa gran tragedia
al Dios de él. Todo en un mismo día. Tres ataques diferentes, y en paralelo harían
que cualquier ser humano soltara cuanta maldiciones y blasfemias se le
ocurriera por causa del dolor de una perdida tan grande (humanamente
hablando). Yo imagino el escenario
espiritual. Satanás y sus demonios mirando fijamente a Job a la espera de tan
ansiada blasfemia; y Dios y sus ángeles sonrientes esperando tan famosa exclamación. Leamos que dijo Job: “Desnudo
Salí del vientre de mi madre, y desnudo tornare allá. El Señor dio. Y el Señor
quito; SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR BENDITO”.
Una exclamación que ha trascendido
siglos, y aun en este tiempo nos motiva como seres humanos. Luego satanás se
presenta nuevamente ante el Señor y le dice: piel por piel. Quizás satanás se decía
sí mismo: “es probable que a este hombre nos le importan sus posesiones pero de
seguro si le importara su propia salud”. Y le dice a Dios: toca su piel y veras
si no te blasfema en tu presencia. Dios le vuelve a decir: Toca su carne, pero
guarda su vida. Dios sabía que satanás odiaba tanto a Job que lo habría matado
de habérselo permitido. Por eso el guardar la vida de Job no era una petición de
Dios para satanás; era una orden, que satanás debía acatar.
Cuán difícil debe ser para satanás
acatar las órdenes de Dios, a pesar de sus pretensiones y su rebelión. Satanás pone en marcha su plan y le
toca la piel a Job con una escabiosis o
sarna; enfermedad de la piel causada por el ácaro parásito Sarcoptes Scabieris. Su principal síntoma es la
pinchazon insistente que se intensifica durante las noches y con el calor. El
picor está causado por la reacción alérgica del cuerpo ante el parásito, que se
manifiesta con pequeños granos, ampollas y pequeñas ulceras con costras. Job en
su desesperación, rasga sus vestiduras en señal de humillación y coloca cenizas
sobre si para aminorar el ardor y la comezón que esta enfermedad le producía.
Pero lo que más le dolía era la incertidumbre que tenía acerca de su Dios.
Dios solo veía a Job. Solo veía su
corazón.
Todavía, en medio de las difíciles
situaciones que por causa de nuestra búsqueda y nuestro confiar en Dios se nos
presentan de parte del enemigo para hacernos dudar; Dios tiene su mirada puesta
en nosotros. Hay quienes piensan que en medio de las adversidades nuestro Señor nos vuelve la espalda; pero no es así. Dios solo esta observando nuestro corazón, pesando nuestras intenciones, confirmando nuestra confianza en él, y sobre todo procesando nuestro carácter.
La Biblia dice"Muchas son las aflicciones del justo, mas de todas ellas le librara Jehova" Salmos 34:19.
La Biblia dice"Muchas son las aflicciones del justo, mas de todas ellas le librara Jehova" Salmos 34:19.
Dios aun nos está mirando fijamente.